domingo, 16 de julio de 2017
Murió el director George Romero, padre del cine zombi
El cineasta neoyorquino George A. Romero, maestro del terror de serie B y del género zombi gracias a la mítica película "Night of the Living Dead", falleció a los 77 años a causa de un cáncer de pulmón.
Según una declaración enviada al diario Los Angeles Times por el productor Peter Grunwald, socio de Romero desde hace tiempo, murió tras una "corta pero agresiva batalla con un cáncer de pulmón".
Romero falleció mientras escuchaba la música de una de sus películas favoritas, "The Quiet Man" (1952), con su esposa, Suzanne, y su hija, Tina, a su lado, según su familia, que no ha precisado dónde murió.
El cineasta dejó su impronta en el cine con "Night of the Living Dead" (1968), una obra de culto que influyó notoriamente en el posterior cine del género zombi.
Tras ella siguieron "Dawn of the Dead" (1978), "Day of the Dead" (1985), "Land of the Dead" (2005), "Diary of the Dead" (2007) y "Survival of the Dead" (2010).
Con aspecto de hippie con sus gruesas gafas negras y su larga coleta blanca, George Andrew Romero nació en el Bronx, en Nueva York, el 4 de febrero de 1940 y asistió a la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh (Pensilvania), donde se graduó en Bellas Artes.
http://www.ambito.com
Pueblo, canto y esperanza
"Pueblo,
canto y esperanza" (1956) dirigida por Alfredo B. Crevenna, Rogelio A.
González, Julián Soler, es otro filme mexicano donde se escucha otra canción
caribeña colombiana y que el jueves 21 de octubre de 1982 con la noticia de que
Gabriel García Márquez había ganado el Premio Nobel de Literatura Emilianito
Zuleta interpretó la más grande obra musical de nuestro folclor: La cumbia
Sampuesana de la autoría del maestro José Joaquín Bettín Martínez.
Película que consta de tres episodios, uno con
el folclor de Cuba, otro con el folclor de Colombia y otro con el folclor de
México, en los cuales se muestran historias locales. En el episodio mexicano
Pedro Infante habla del amor y el honor siendo un simple hombre rural. Los
episodios que la conforman son:
Episodio mexicano dirigido por Rogelio A. González
Episodio cubano dirigido por Julián Soler
Episodio colombiano dirigido por Alfredo B. Crevenna.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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miércoles, 12 de julio de 2017
“Pasiones tormentosas” (Juan Orol en 1945)
Poco se ha escrito sobre la relación música del Caribe colombiano y el cine nacional. De todas formas, el caribe colombiano que ha dado tanta buena música (compositores, cantantes, etc.) parece estar destinada al poco estudio al respecto.
Sin embargo, ahí queda esta reliquia para la historia de la música colombiana:Primer tema del Caribe colombiano llevado al cine fuera de nuestras fronteras: "Se va el caimán, se va el caimán". Esta canción se pudo escuchar en la película mexicana “Pasiones tormentosas”, dirigida por Juan Orol en 1945, interpretada por el cantante Kiko Mendive,y también cantó "Me voy pa’ Cataca" (más tarde grabado por La Sonora Matancera como "Me voy pa’ La Habana"), Todo compuesto por el barranquillero José María Peñaranda.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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domingo, 9 de julio de 2017
MIRADAS QUE CONSTRUYEN : "The Gifted"
“Los
públicos conocen el lado mítico de los
artistas (de cine), el cual es construido a través del consumo mediante su
mirada y la posterior asignación de afectividad. Cuando un rodaje permite la
interacción entre misticismo y realidad, suele agregarse un lapsus histórico
que difícilmente puede ser borrado de la memoria colectiva…” Con esta
afirmación contundente Rodolfo Juárez Álvarez consagra un sentido de la función
cinematográfica para cualquier etapa y edad de la vida.
Y
es que a la hora de evaluar un filme como “Gifted” o su título para el mundo
hispano como “Un don excepcional”, si bien no es la maravilla del otro mundo
(filme más bien soso, donde a modo de melodrama plantea la vida de una niña
superdotada y quienes deben ser sus verdaderos tutores en la vida), creo que el
lado positivo lo podríamos señalar por el lado de los derechos de los niños.
Entonces
con base en lo anterior (lo único verdaderamente importante de esta cinta), la
historia nos muestra que al margen de tíos, abuelos u otros, la vida interior
de un niño es muy importante para que adultos decidan qué es lo mejor.
Historia
pues recomendada en este sentido, aunque resulte el tratamiento cinematográfico
soso y sin capacidades histriónicas que resaltar de unos actores muy planos,
salvo la actuación de la niña Mckenna Grace.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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jueves, 29 de junio de 2017
CINE COLOMBIANO: "EL SILENCIO DE LOS FUSILES"
El documental
colombiano “El silencio de los fusiles” de la cineasta Natalia Orozco. Es sin
lugar a dudas el primer documental sobre el proceso de paz en Colombia. El
argumento del filme se fundamenta entre
la guerrilla y el Estado. Y sobre esta relación de confianza y
transparencia, la cineasta
construye una película
nada estilizada y emotiva.
Los niveles de
“parcialidad” que alcanza el filme desde su arranque son sólo el anticipo de
una ausencia de clímax al que la directora conducirá sin mucho esfuerzo.
Pero al margen
de las buenas
intenciones, es un
trabajo con ausencia
y olor a lo
cinematográfico a pesar de la absorción a la realidad y que pareciese mandado
hacer por el Estado colombiano, pues no
se observa la expresión verdadera del documental etnográfico y que debió
ser un propósito vital entre la evidencia y el ojo.
“La asepsia
simbólica esteriliza las miradas […] allí donde ya no hay dioses, reinan
los espectros” (Novalis. EnDebray, 1994,58).Con
base en lo
anterior la lección
para los nuevos
cineastas debe ser
bien clara: Por supuesto que el cineasta debe
expresarse, pero para estos casos, no por encargo. Película, pues con ausencia
de ritmo a favor del asunto y con un pobre montaje. Y es que “La construcción
de una película podría ser considerada como una empresa metafórica
de la producción de sentido por el hombre en la dinámica de la sociedad que
expresa y sobre la cual ejerce su acción”. (Piault, 2002,84).
Así, pues, una etnografía visual no significa la
inserción de las imágenes en el discurso antropológico
como aliadas testimoniales,
sino en la conjugación
de dos formas de representación e
interpretación de la realidad que no son distantes en sus teorías, métodos,
cuestionamientos y visiones, y
que posibilitan un acercamiento
multisensorial a los contextos, sujetos y objetos de su
estudio, permitiendo no solo indagarlos desde el instante que proponen, sino
además desde las memorias que evocan (Arango, Pérez,2007).
Gonzalo Restrepo Sánchez
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viernes, 16 de junio de 2017
CINE COLOMBIANO: LA SARGENTO MATACHO
Esta
película dirigida por William González, vale la pena decir desde un comienzo y
ahora que estamos en una etapa de postconflicto en Colombia, que fue rodada en
2015 y que hasta ahora se estrena en Colombia. Sin ser un panfleto y
oportunista, la película toca temas tan actuales como la familia y el
desplazamiento forzoso, la guerrilla, la paz. De manera que el cineasta
colombiano en este sentido, no tiene reparos en mirar de frente a una parte de la
historia de su país.
Y
si bien el cineasta, y, a pesar de los “deux es machina” de la radio para
documentar sobre el trasfondo político de Colombia (la muerte de Gaitán, Rojas
Pinilla y la amnistía en 1958); lo que da validez a esta cinta es que, a pesar que
su acción transcurre en el siglo pasado, los temas que abordan son universales
y atemporales —tiranía, corrupción, incompetencia de los gobernantes,
desigualdades sociales, inmoralidad, religión incluso—. Además a modo de reflexión
final si se quiere, me recuerda una frase del filme “El intendente Sansho”
(Kenji
Mizoguchi, 1954): “Si una persona no siente la compasión no es una persona;
incluso ante tu enemigo hay que sentir piedad”.
El
filme, bien dirigido (muchas escenas rodadas con cámara en mano) y con un guion
bien estructurado, el primer tercio de la historia que arranca en 1948 en un
paraje colombiano denominado “El palomar”, deja el argumento político de la disputa
entre liberales y conservadores, el asesinato de Gaitán y una mujer que pronto
se convertirá en una guerrillera: Rosalba Velásquez (una excelente actriz como
Fabiana Medina), apodada “la sargento matacho”.
En
los dos tercios restantes de la historia y sin sorpresa alguna, la fábula (en
el mejor de los sentidos) diseña en su discurso una violencia (algunas escenas
con crudeza lo señalan) donde liberales y conservadores se matan. Sin que el
personaje viva en una realidad paralela y sin que tarde en armonizarse con la
actual (campesina-guerrillera), surge el tono descarnado de la violencia que
mencionábamos, reforzado por una buena banda sonora insistente en ello otros
momentos diégeticos. Todo no hace sino confirmar que, pese a ser un arquetipo
de su tiempo, Matacho remueve las entrañas.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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miércoles, 7 de junio de 2017
CINE COLOMBIANO: "SIN MOVER LOS LABIOS"
Esta película colombiana
rodada en blanco y negro de Carlos Osuna, nos introduce a un ventrílocuo que
sin estar cansado de "hablar" de pronto para sí, espera que algo
ocurra en esa operación de silencios a respuestas en su vida diaria, o de
hablar a través de un muñeco en sus actos profesionales. Esto en la medida en
que su madre logre conseguir sus propósitos.
De todas formas el filme no narra el trillado caso de la relación entre muñeco-activo y
ventrílocuo-pasivo. Aclarar que el muñeco, no tiene una mente propia (muy contrario al filme "Magic", de Attenborugh) y no controla a su amo.
Y es que sin ser un
melodrama psicológico, cabe destacar la actuación del actor Giancarlo Chiappe,
ya que le confiere además algo de enigma al personaje. Otros elementos
cinematográficos como la música y la luz, conceden a esta película colombiana,
un toque de distinción y una reflexión una vez más sobre la soledad.
Una soledad y salvando
las distancias, para burlar el insomnio de la desesperanza. Y aquí puede estar
la clave en la lectura de esta cinta, que puede sorprendió en el FICCI 56. Algo
muy contrario le pasó al personaje de "Taxi Driver", aunque nunca
buscó ser el héroe. Esto viene muy a propósito a colación pues en ambos filmes
se halla el tema de exorcizar algo que no nos deja (de pronto) ser.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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