viernes, 2 de noviembre de 2012

SKYFALL


Parece que los críticos de cine se hubieran puesto de acuerdo para elogiar (a veces en tono desmedido) este nuevo film de James Bond. Si bien el resultado es interesante, bien podemos escribir que trata del Bond más reflexivo y menos dado a sus intuiciones a la lata. Esto es importante, pues la historia recrea el fin de "M" (Judi Dench), que siempre estuvo temerosa de su muerte, aunque al final no tuvo más que aceptar su desdicha (o alegría por morir en los brazos de Bond).

Con una escena de locura al comienzo, en un verdadero alarde de acción trepidante, la historia toma su rienda dramática en locaciones del mundo, para adentrarnos en el concepto muerte en los labios de un Bond más propenso a mirar con calma su alrededor. Ahora, la aparición de Silva (un Javier Bardem pletórico), arranca quizá las obsesiones de un criminal por acabar con su propio enemigo (él mismo).

Así que esta historia más cargada de un psicoanálisis a los personajes ya enclavados en el imaginario universal, “Skyfall” ofrece la garantía que siempre se hará alarde de lo bueno por los buenos, y alarde de lo malo por malos. Esto aunque parezca de Perogrullo, bien vale la pena reseñarlo, pues creo que por primera vez el espectador se detiene en ver las almas de los personajes prototipos en los cincuenta años de la vida de Bond.

Así que este nuevo film diseña en su discurso, que el héroe Bond (¿nuestro Yo?), no es un inmortal. Aclaro: Jung se refería más a cuán inclinados estamos (nuestro Yo) hacia la persona y la realidad externa o hacia el inconsciente colectivo y sus arquetipos. ¡Ya nos avisó de que todos nosotros tendemos a valorar nuestro propio tipo por encima de cualquier otra cosa! 

Gonzalo Restrepo Sánchez