Para todos aquellos fanáticos de la popular serie
Yellowstone, de manera paulatina se han ido revelando nuevos detalles del
spin-off que Paramount prepara de este show televisivo y el cual llevará por
título 1923. La producción que estrenará en Estados Unidos el próximo 18 de
diciembre aún no ha revelado la fecha de transmisión en Latinoamérica, sin
embargo sobre el entusiasmo por el protagónico de Helen Mirren y Harrison Ford.
La película alemana que hoy nos ocupa, tras un furioso
prólogo, arranca en el tercer año de la Primera Guerra Mundial, durante la
primavera al norte de Alemania, para mostrarnos a través de un adolescente alemán llamado Paul Bäumer (Felix
Kammerer) cómo se alista en el ejército y, después de un prolongado tiempo, la
realidad de la guerra de trincheras que ha tenido que vivir y que debe hacer
todo lo viable para mantenerse vivo.
Esta es la tercera adaptación cinematográfica de
la célebre novela de Erich Maria Remarque, una invectiva tan eficaz en su
reminiscencia de las circunstancias de la guerra y tan explícita en su condescendencia
hacia el pacifismo; que fue una de las muchas obras literarias que los nazis
quemaron sistemáticamente. La primera adaptación cinematográfica se realizó en
1930, escasamente un año después de su divulgación, ganando a la Mejor Película
en la tercera edición de los Premios de la Academia; luego se convirtió en una
película para televisión con Ernest Borgnine a fines de la década de 1970, y la
de ahora, una magistral adaptación.
La puesta en escena, es impactante, y lo es por
su limpieza, su iluminación y sus proporcionados encuadres. La música
extradiegética, más autónoma de vínculos técnicos [y eso hace el relato más
franco]. Además, una musicalidad que encaja con cierto contraste que, pese a la
cadencia, trasfiere una cierta zozobra casi extemporánea [y de ahí su
importancia].Película pues tan tensa como
penetrante. Muy poco dialogada, con extensos instantes de confrontaciones entre
franceses y alemanes, casi siempre a bordo del devenir de situaciones con esquemas bien
consabidos de continuidad cinematográfica.
Uno
de los aciertos de la película y de su director Edward Berger [y creemos fiel
al libro], es decrecer a una progresión dramática o narrativa, para que en su
lugar; se relacionen eventos bélicos agresivos que apenas se diferencian unos
de otros. Y más allá de la ineludible maniobra de la permanencia y las fechas
que encuadran el conflicto bélico, el hilo conductor de un chico siempre presto
a estimarse él mismo su valor [sin lugar a dudas, e mismo Erich Maria Remarque,
pues fue quien escribió el libro].
Por
otro lado, el protagonista, como decíamos, un joven llamado Paul, si bien
podría ser cualquiera de nosotros, con unos dos o tres impactantes planos y
secuencias en medio de las trincheras [evocando un Kubrick en “Senderos de gloria”],
y ya en parte meridional de la cinta; una vez más y a través de cierto diálogos
[“todos tenemos que morir” y “pero no en la recta final”] el postulado no deja
de exaltar que en instantes de los afectos, todos tenemos que coexistir por el ansia
de vivir, aunque suene a tautológico.
Con
todo, muchos expertos coinciden que en el filme “Sin novedad en el frente” solicita
la dimensión humanista. Se centra además en unos pocos de estos soldados de
guerra, no formaliza una visión periférica, sino intimista y cercana. Y así, a
lo largo de las casi dos horas y media de metraje, no queda más satisfacción
que acompañar, de cerca, sus requerimientos dramáticos e ideológicos. Hay
incluso escenas ajenas al conflicto, en que salen a relucir parte de las
emociones e identidades de los personajes [no todos], más allá de las
condicionadas; en particular las entre Paul y su referente Stanislaus, donde escasamente
hay que saber nada de uno ni otro para concebirlos y emocionarnos.
El
tramo final de la cinta y sobre ese escudriñamiento sobre patriotismos, y con
emocionantes y espléndidamente rodadas escenas de ese “silencio de la guerra”
[la muerte], presume una excelente culminación para una obra de cine más que
notable, de visionado algo arduo para los amantes de la acción bélica, pero innegablemente
con un final de los que hielan la sangre, descubriendo que la vida hay que
vivirla, y sin novedad en el frente.
En 2012 se publicó un
bestseller llamado A Man Called Ove, una novela escrita por Fredrik Backman .
Su éxito llegó a tal punto que en 2015 se hizo una adaptación cinematográfica
en Suecia bajo la dirección Hannes Holm y protagonizada por Rolf Lassgård. En
aquél entonces, Un Hombre Gruñón - fue aclamada por la crítica por la manera en
la que se manejó el drama en un perfecto equilibrio con la comedia negra, sobre
todo al tocar el delicado tema del suicido.
Siete años después de
aquel éxito, Hollywood se prepara para lanzar su versión de la novela ahora
protagonizada por una de las estrellas más reconocidas de la industria: Tom
Hanks, ahora bajo la dirección de Marc Forster, el mismo responsable de títulos
como Christopher Robin: Un Reencuentro Inolvidable
Empiezo por lo que a veces termino: ¡No dejen de ver
esta (en apariencia) extraña película! Una serie de escenas que son parte del
menú para donde la enseñanza es “cocinar con amor y no con obsesión como dice
casi al final una de las comensales”. El director de ‘El menú’ Mark Mylod
cuenta una historia que ocurre casi todo en el interior de un restaurante
aislado, y en una isla, y tan distintivo que solo admite unos cuantos convidados
con “nombre y apellido”. La película comienza cuando se dirigen allí los
invitados, y la cámara se centra en una pareja joven caracterizada por Nicholas
Hoult y Anya Taylor-Joy [recordada como la ajedrecista en ‘Gambito de dama’], y
quien dejará ante su actitud en la trama su mensaje final.
Antes de empezar con el análisis, una breve
introducción al género y no al thriller como tal, aunque en esta ocasión “El menú”
sí lo es. López Sangüesa (2017) afirma:
La existencia del cine de género no
cabe considerarse como una cualidad intrínseca de cada film desde su
planteamiento –como surgido de un molde estandarizado, sino como una
consecuencia derivada de los objetivos estéticos, dramáticos y/o filosóficos
marcados por sus autores. Asimismo, el cine de género no sólo pretende
“describir” un fenómeno concreto, “narrar” una historia concreta, sino que se
dirige a un público preciso, cultural e históricamente hablando, con un
propósito identificable y muy claro (p.48).
Este entretenido thriller de cocina, donde no se si la
buena comida [o la denominada chatarra] es una requerimiento histórico que fluye
casi que siempre por la superficie, y plantea desapegos sobre las formas
clásicas del menú en las comidas sin voluntad de encubrirlas. Ante unas escenas
y estancias forradas con pomposos criterios de la buena cocina, y cuyo fulgor
casi duele a la vista, la palidez del chef jefe (un espléndidoRalpf Fiennes) no hace pensar desde el primer
momento que estamos frente a un asesino.
En otra rugosidad más de las “torturas” de la imagen
observada, nadie (y principalmente al públicos que le agrada la apariencia de
“saborear” el roll de ser buenos y expertos comensales), al final tendrán dificultad
[pienso yo de forma no tan dramática] en recordar que la buena cocina es una no
figura considerablemente delgada, y no corresponde a la talla apropiada para
clases sociales, sino para aquellos convidados que les gusta lo hecho con el
mejor de los ingredientes: el amor.
Será el trabajo sobre el rostro del chef (pura
orfebrería interpretativa) quien acabe de delinear qué es lo que por su
interior se cuece. Incrédulos, todos los habitantes de la sala de cine pestañeamos
atropellados, con los labios encogidos, y cuando al final vemos que la
inteligente chica [pensando que ante su fatal destino, era pedir como último
deseo una hamburguesa] se nos ruboriza y tensiona nuestras mejillas [no tan
rosadas por supuesto], pero sí con los ojos muy abiertos [¿o ganas de comer?].
Al final, “alimento” que es una película sobre la (in)
madurez y la condición en la que pretendemos armonizarlo. Para ello, no es
necesario haber crecido y mirar atrás. Y sobre una imagen [la de nosotros
mismos], una columna vertebral cuya figura apesadumbrada para muchos; no deja
de preguntarnos sobre nuestro esfera en el mundo y sobre cómo hemos llegado
hasta aquí. Para la película hoy analizada; la historia, los vivos, y los
muertos; establecen un collage dramático que su director si bien no compone con
total maestría. Es la misma con la que, una y otra vez, confabula sus fantasmas
interiores para emprender a vivir otra vez [es una metáfora, por cierto].
Referencias
López Sangüesa, J.L. (2017).El thriller
español (1969-1983) [tesis doctoral]. Universidad de Complutense de Madrid.
Madrid (España).
Se supone que en el mes de diciembre la cartelera
cinematográfica local estará cargada de buenas películas, pero por lo que se
ve, se quedan en el tintero una gran cantidad de filmes, a los que las empresas
de exhibición llaman “películas finas”. Y mientras se programa una serie de
películas malas, a excepción de las denominadas blockbuster que están
destinadas a recaudar grandes sumas de dinero [aunque más de una cinta se
estrella], el “streaming” cada vez quita más espectadores a las salas de cine.
De todas formas, el fenómeno hoy día en Colombia son
los largometrajes documentales [muchos premiados en el exterior]. Muchos se
exhiben por RCTV Colombia y otras tantas por Señal Colombia. Y la verdad hay
que estar atento. Uno que llama la particularmente la atención [si bien, hay
muchos otros] es el documental “Cantos que inundan el río”, del cineasta Luckas
Perro [antropólogo,
guionista y realizador Germán Arango y la fotografía a cargo de Liberman Arango].
El
eje de la historia es Ana Oneida Orejuela Barco y las comadres con quienes
multiplican su voz y sus cantos desde el territorio [azotado por la barbarie]
Bojayá. ¿Cómo definir el concepto del documental? No faltan definiciones,
algunas veces registrando hacia las inexorables categorías lógicas o como modos
particulares de imaginarlo; por ejemplo, la que nos ofrece Etienne Souriau en “El
universo fílmico”, sobre la idea de “la presentación de seres o cosas
existentes positivamente en la realidad afílmica" (p.64).
Así
que Oneida, una mujer que perdió su pierna izquierda por un ataque de serpiente
a los ocho años de edad y quien reside en el pueblo de Pogue en la selva, y al
que solo se accede por el río Bojayá. Convierte el alabao en un lamento y una
expresión de reminiscencia y de dolor por lo pasado. Pinilla (2017) afirma:
Los alabaos son cantos inscritos en
los rituales mortuorios (velorio y levantamientos de tumba) propios del pueblo
afro de las comunidades del Pacífico colombiano, los cuales se realizan para
acompañar la muerte de una persona adulta de la comunidad. Estos ritos permiten
a los difuntos adultos el paso de su alma hacia la eternidad (p.154).
Independientemente
de la puesta en escena [lo que permite prever un falso documental]. Es válido
resaltar [y se siente], que el canto llega donde espiritualmente debía estar;
del lado de los inmolados y de sus almas. La cámara sigue a Oneida en sus
cantos, y asimismo a sus comadres, para poder irlos asimilando y replicarlos. A
todas se las escucha en una proliferación de voces que emociona.
Lejos
de buscar unas huellas de africanía, el punto a resaltar aquí es la frecuencia
con que los cantadores y cantadoras de alabaos del Medio San Juan hacían
referencia a África y a la esclavitud como parte de lo que se podrían considerar
los orígenes de los cantos (Pinilla, 2017, p.155).
No
podemos decir con base en todo lo anterior, que es un trabajo audiovisual
imaginable. Todo conduce a la reflexión que estamos ante un ejercicio de guion insondable,
bien investigado, que brinda una poética feroz sobre la selva, los ríos
chocoanos y los sucesos irrebatibles [o axiomáticos] y su impacto. No solo en
el texto fílmico sino en lo antropológico: “una adaptación músico-literaria en
la cual contribuyeron en gran medida tanto los romances juglarescos y la
musicalidad gregoriana […] los “griots” africanos (Córdoba, 1998)”.
Referencias
Córdoba, D. A.
(1998). El Alabao: Canto fúnebre de la tradición oral chocoana. Bogotá:
Colcultura.
Souriau, E.
(1953). L'Universe Filmique. París:
Flammarion.
Pinilla, A.
(2017). Alabaos y conflicto armado en el Chocó. Encuentros, pp. 152-169. DOI:
http://dx.doi.org/10.15665/re.v15i3.1096
Con
un director como Shyamalan, no esperemos que Llaman a la puerta sea una
película del todo convencional. El cineasta ya nos ha acostumbrado a giros
inesperados en los finales de sus cintas, y esta historia se presta ampliamente
a un desenlace sorpresivo. También promete ser intensa, así lo expresó
Shyamalan en sus redes sociales durante la filmación de la cinta.
“Una
semana terminada en Llaman a la puerta, y qué actuaciones tan complejas en
estos días. Es una película muy oscura y emotiva. Una toma me sacudió tanto que
tuve que alejarme para recuperarme. Con suerte, ustedes también lo sentirán
cuando lo vean”. Dice el talentoso director. Fuente:https://www.cinepremiere.com.mx/
La
nueva película de los autodenominados como Los Daniels, Todo en todas partes al
mismo tiempo (Everything Everywhere All at Once), está causando un furor
gigante en estos momentos con su disparatada historia.
Este film sigue a una
madre agotada y a la vez estresada que vive una vida casi de pesadilla, debido
a que tiene al peor esposo, una hija malcriada y un papá muy anticuado que se
la pasa pensando en impresionar con sus hazañas. No obstante, todo se volverá
aún peor cuando se percate de que se encuentra inmiscuida en un multiverso que
está siendo amenazado, y será únicamente ella la que podrá salvarlo; ya que
cada fracaso y decepción que ha sufrido a lo largo de su vida la han llevado a
este momento.