“Cadáver” de entrada llena al espectador de
sobresaltos. Ahora, si bien no aporta nada nuevo al género, al menos, asusta
aquellos espectadores que visitan la sala de cine, solo para eso (morderse las
uñas).
Y es que si existe un género vivito y coleando es el
género del terror. Si bien todos sabemos que nada es real (aunque otros piensan
lo contrario), la idea es asustarse. Como si la vida misma, no fuera a veces un
género de “terror”.
La noción que salta a la vista de esta cinta, es un
sentimiento de claustrofobia. Crea del terror y el hacer del funesto depósito
de cadáveres, escenario de su trama, resultando un reflejo perfecto al género
cinematográfico y al terror mismo.
La idea es que la morgue, en la cual yace un cuerpo
poseído, mutante y diverso, hostigue (hasta límites inesperados y frenéticos) a
la sufrida protagonista, para sentir en carne propia la falta de aliento en ese
espacio, que no es otra cosa que la misma sala de cine.
Para la cinta colombiana, habrá que esperar el 25 de
diciembre, para reír un poco forzado (al menos). Al menos es la fórmula que le
funciona a Dago García (mucho paseos y que mueven la taquilla sin rodeo
alguno). Gonzalo Restrepo Sánchez Visite:www.elcinesinirmaslejos.com.co
Sobre el tema de Robin Hood ha habido muchas versiones
en el cine (y desde que el cine es cine). En esta oportunidad, su cineasta Otto
bathurst ha puesto en escena, una de las peores sobre el personaje de marras.
Muy poco que rescatar de esta cinta, que más que
recrear un argumento sólido, se encarga de llevar a la época de Robin, los
aspavientos de situaciones y vivencias del presente siglo, donde nadie cree lo
que realmente ve.Esta es la segunda franquicia que se aposta sobre los
hombros del actor Taron Egerton (estrella de la saga “Kingsman”).
Para ser ecuánimes, cuando se trata de algo tan adaptado,
pero lleno de clichés como en este Robin Hood del siglo XXI,no aporta nada nuevo y arruina toda
posibilidad de éxito. Y es que a pesar de toda su ambición estilística y sus bríos
por hacer referencia a inquietudes modernas (la diatriba anteislámica del
Sheriff de Nottingham), Robin Hood cae estrepitosamente debido a una distancia
de lógica interna en la trama.
La
cineasta saudí Haifaa Al-Mansour narra
con distinción, ritmo y vigor la inflexible voluntad de Mary Shelley (Elle
Fanning, actriz con un futuro brillante) en no sucumbir en su época, a la decisión
de sus deseos más profundos: el de escribir.
De
manera que estamos ante un personaje como Mary Shelley y una historia sobre la famosa
mujer que concibió al doctor Frankenstein y a su “criatura”. Con un paisaje
remoto como las altas tierras de Escocia (aunque el filme de desarrolla en su
casi totalidad en interiores), esta hermosa mujer de 16 años llamada Mary
Godwin, que ambiciona y traza sus vacilaciones sobre todo lo establecido,
plantea a modo de paralelismo entre su vida y la de la “criatura” la necesidad
de un descreimiento y cierta insurrección vocacional en un universo machista.
En
el conservador Londres del siglo XIX, hallando obstáculos para lograr publicar
su primera novela, Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), Mary lucha para
que se reconociese su autoría y asimismo su condición de mujer. Y es que
además, todos los personajes en la cinta, son culpables de sus propias
necesidades y deseos: el alcoholizado esposo de Mary, Shelley, su apesadumbrada
hermana, el triste doctor Polidori (quien realmente escribió “El vampiro”) y el
canalla lord Byron.
La
distinción de la fotografía de David Ungaro y la partitura musical de Amelia
Warner, insinuante y próxima al personaje, favorecen a que Mary Shelley logre
una personal atmósfera, y marca cierta diferencia de otros biopics. Y es que la
directora ha tenido la inteligencia que ese mensaje de libertad y lucha de la
mujer contra las leyes establecidas y las ideas retrógradas de una sociedad
machista, sirvan para dos cosas. Su tortuoso proceso creativo de Frankenstein y
que la mujer merece tener su posición en la sociedad.
Seis veces viajó el hombre a la luna y en esta
oportunidad la película en nuestra cartelera local, muestra cómo fue esa
primera ocasión, donde el astronauta Neil Armstrong (interpretado por Ryan
Gosling) fue el primero. Y es que tomando esta premisa, la historia se centra
en el personaje.
Vale la pena reseñar que su director es Damien
Chazelle, recordado por su entrañable filme “La La Land”: Si bien son dos temas
diferentes respecto a su reciente película, se puede señalar que es un
excelente director y en esta oportunidad en una reveladora significación de la
realidad, todos concluimos que esta primera experiencias del viaje a la luna,
no era para nada sencilla y agradable (se desafiaba a la muerte).
Sin cometer spoiler alguno y empezando un poco por el
final en el análisis de esta cinta, se puede concluir que si algo motivó a Neil,
el terco deseo de continuar con un programa espacial más bien peligroso para su
vida, era precisamente la ausencia de su primera hija, quien siendo todavía una
bebé, había dejado de existir. Quizá solo así, con esta premisa, entendemos el
héroe en toda su magnificencia.
Además, a pesar de ser un personaje a veces sobrio
sobre sus ideas y pensamientos, el grado de empatía es absoluto, hasta el punto
de convertirse en una seria tortura para el espectador, ante su serena decisión
sobre su propósito en la vida (el viaje a la luna) y que vamos observando a lo
largo del metraje. Cada una de las acciones de Neil estará dotada de esa disposición
bondadosa inherente al personaje; incluso en el desenlace ya consabido por casi
todos.
La película cargada de ansiedad y con un guion, de
Josh Singer ("The Post", Spotlight), si bien plantea algunos aspectos
biográficos del astronauta, el drama en su más pura expresión adolece, y todos
creemos que estamos ante un héroe fuera de serie, y que el cineasta no lo eleva
a exagerada exaltación en su tratamiento cinematográfico, como ocurre en otro
tipo de filmes de esta naturaleza.
Y es que conocer lo que pasa en la mente del hombre
enfrentado a la larga a la nada (siempre vemos el rostro de Neil) y sus mutismos
y esos silencios en el espacio, dan la categoría de un manejo excelente del
lenguaje y una puesta en escena ejemplar. Y es que, sin una lectura metafórica del
filme, se puede concluir sobre la importancia del guion, donde se evidencia los
estados de ánimo de los personajes.
Aquí tenemos el tráiler de la que promete ser una de
las películas más fascinantes del año. Después de las raras y estimulantes
'Langosta' y 'El sacrificio de un ciervo sagrado', Yorgos Lanthimos vuelve con
su primer drama de época, titulado 'The Favourite'. El adelanto deja claro que
el cineasta griego quiere asombrarnos con la belleza y la locura de su nuevo
trabajo.
Olivia Colman, Rachel Weisz (ambas colaboraron ya con
Lanthimos en 'Langosta') y Emma Stone protagonizan esta historia ambientada en
Inglaterra a principios del siglo XVIII. Se centra en dos mujeres que compiten
por ser la consejera de la Reina Ana de Gran Bretaña, Duquesa de Marlborough,
cuando ésta comienza a sufrir problemas de salud y pérdida de sus facultades
mentales...
No es nada nuevo que el cine de ciencia ficción esté
pasado por un gran momento, y si se le añade los ingredientes del thriller,
pues hay un verdadero terremoto emocional y esto es lo que sucede con el
distópico filme australiano “Upgrade”.
Cargado de todos los horrores posibles, en un viaje
frenético de un hombre en busca de venganza, donde su cineasta Leigh Whannell (“Terminator”
y “Robocop” y veterano de las franquicias “Saw” e “Insidious”) y tal como lo describe
The Hollywood Reporter: “con una infusión de sus conocidos tropos de ciencia
ficción distópicos con estilo gonzo”, logra una cinta ajustada a los tiempos
que vivimos de algún modo cibernético.
Este thriller de venganza futurista, gira en torno al
personaje llamado Gray Trace (Logan Marshall-Green), un mecánico de autos y muy
enamorado de su esposa Asha (Melanie Vallejo), que ha provisto su casa con
tecnología de punta y de pronto todo resulta en vano.
Pues bien, esta es una historia que no se queda en un inquieto thriller de serie B
y vacío. Por el contario, va ganando fuelle a medida que se van descubriendo
las claves de un misterio que, en último ruego, se revela como un viaje
frenético y a tope.
Podría haber sido suficiente algunas escenas, pero no,
su director logra decir lo que quiere en un físico, severo, robótico y cinético
del actor y sobre todo en las escenas en las que STEM se apodera del cuerpo de
su personaje. ¡No me imagino un futuro así!
Evocando
quizás la tradición de la literatura clásica británica de fantasía, con sus algarabías
y universos propios, directos al convencionalismo, en la línea de Jonathan Swift,
Lewis Carroll, Tolkien, etc. J. K. Rowling moldea así su creatividad.
De
todas formas, el filme presume la segunda entrega (serán cinco filmes), tras la
genial, pero algo pesada “Animales fantásticos y dónde encontrarlo” (David
Yates, 2016). Estas películas (hay que reconocerlo) son realizadas para sus
seguidores, con sus señas, sus mensajes y hasta ciertas invenciones sociales,
más allá de las propias historias.
Con
el fabuloso virtuosismo que han rebasado los efectos digitales en pleno siglo
XXI, el filme tiene por un lado, un arranque con huida del villano Grindelwald
(Johnny Depp) en una carreta fantasma, pero por otro, al zoólogo de bestias
irreales Newt Scamander (Eddie Redmayne) en su estado puro, llamando la
atención su absoluta apuesta por un cine de estilo.
Una
pieza que bien pudo ser de suspense y remitirnos un poco al cine negro clásico
(atestado de personajes ambiguos) y que dejan
ver manifiestamente sus verdaderos planes, esgrimiendo atmósferas seductoras y
una puesta en escena cargada de efectos especiales.
De
todas formas, Albus Dumbledore (Jude Law) recluta a su antiguo estudiante Newt
Scamander, quien accede a prestar su ayuda.Hasta ahora se creía
que Dumbledore tenía solamente dos hermanos. Algo a tener presente en esta
historia y hablando de Dumbledore, es que era un Obscurial (un joven mago que
ha desarrollado un Obscurus, como resultado de haber suprimido su magia a
través de abusos psicológicos o físicos, generalmente por temor a ser
perseguidos por muggles). “Cuando un Obscurial sobrepasa su límite emocional,
pierde su control sobre el Obscurus, y lo libera como un viento destructivo
invisible, o casi invisible, o puede transformarse físicamente en él”.
Desde
las primeras y selectas representaciones pictóricas, con esas imágenes arquitectónicas
de París y Londres, adornadas con sus características luces y atmósferas de la
época, mientras se escucha la música compuesta para el momento por James Newton
Howard, ambos conceptos logran que, el espectador esté atento de una función
que, en principio, promete mucho más de lo que acaba dando, resultando
destacable el modo en que se presenta a los protagonistas, a pesar de sus
diferentes caracteres.
De
manera que sin necesidad de cometer spoilers, pienso que la película de Yates se alarga más de la cuenta y la secuela genera
un cierto letargo del que casi no salimos bien librados.