viernes, 10 de febrero de 2023

‘Joyland’, filme de Pakistán

 


La primera producción paquistaní escogida por el festival de Cannes en toda su historia, ha coqueteado además a una nominación al Oscar a la mejor película internacional. Sobre el tema queer, y aborda tabúes e ideales conservadores del país Pakistán, a través de una perspicaz encrucijada narración que el director Saim Sadiq, en su debut, envuelve con destreza su punto de vista para llevarte por caminos imprevistos.

“Joyland” empieza con un cortejo LGBTQ con destellos de comedia que entrevé con comprensión la transfobia que permea en la colectividad pakistaní, no obstante, entre besos y “escapadas” de Haider, advertimos a Mumtaz tolerar el peso de ese avasallamiento patriarcal. Parecido a lo narrado en la película “El baile de los 41”, este filme no se centra únicamente en el placer y miedos del hombre subrepticiamente seducido.

El guion de Sadiq y Maggie Briggs igualmente forjan un orgulloso trabajo moldeando la desdicha de Mumtaz, su necesidad de placer y la opresión que vive adentro de la familia. Rasti Farooq caracteriza con excelsitud las exigencias del papel: una mujer emancipada con sueños, y que se ve totalmente sometida por las perspectivas de la opresiva familia de su esposo.

La cámara filma los rostros de los personajes entre las rejas de una morada, fraccionándolos, rotos como anticipo de una vida truncada, una vida robada. Cronotopo [unidad espacio-tiempo, indisoluble y de carácter formal expresivo] reguardado y según las palabras de Haider:: «siento que no tengo nada que me pertenezca, todo me parece prestado, robado a otra persona». Y es entonces, en la indeterminada remembranza del pasado, cuando todo cobra sentido. Película pues en esa ilustración agonizante, taciturna y frenética, donde la valiosísima “Joyland” brota como látigo enfurecido de remolinos alborotados