jueves, 10 de febrero de 2022

The Eyes of Tammy Faye

 

Cuando la mamá le dice a su hija: “servir a Dios no debería ser una oportunidad de ganar dinero”. Estamos desde bien temprano entendiendo todo lo que quiere decir el filme, aunque no lo exprese tácitamente. En los años 70 y 80, Tammy Faye y su marido Jim Bakker, pusieron en pie hábilmente de la nada, la red de cadenas religiosas más grande del mundo. Pero no todo permanece para siempre cuando la ambición económica y desbordada, invita a caminos que a la larga [si usted cree en Dios] no parece agradarle.

Al margen de esta trama, donde es bien analizado fuera del texto fílmico el poder económico, gracias a los rescoldos y adeptos a un par de pastores de Dios a través de la oración y la palabra del Señor; no deberíamos [supongo] ir más allá de nuestras propias creencias basadas en ciertos iluminados que dicen divulgar la palabra del Todo Poderoso.

De todas formas, y porque “nada de lo humano me es ajeno”, toda la vida de este par de pastores [sean baptistas o carismáticos] observados en el filme, permite no perder de vista, cómo todo a la larga [pues son seres humanos] desemboca en el escándalo provocado por complicados actos de corrupción económica en su gestión de los fondos recaudados a través de su canal televisivo [y sobretodo por la hipocresía del comportamiento de Jim] acabó definitivamente con un recorrido público a comienzos de los noventa.

Tammy Faye es caracterizada por una majestuosa y experimentadamente irreconocible Jessica Chastain, en lo que me permite aseverar que será una clara ganadora los Oscars de Hollywood. La película reposa casi en su conjunto precisamente sobre sus hombros. Un exuberante y, a la vez, patético temperamento. Pero, incluso en esta forma de poner en escena los personajes, de ordenar el caso, de proponer unos hechos, la película deambula en cierto efectismo, enredando turbación con hipocresía.

Lo más interesante de este retrato quizás de esta pareja de pastores es si, realmente la fe y de la persuasión inseparable que había en sus actuaciones era sincera. O todo es una puesta en escena donde se aprovecha de ingenuos seguidores de Dios. Por lo pronto seguir orando, es lo mejor que nos puede suceder. Leer el salmo 91 sugiere Tammy al final de la cinta.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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