Esta
película [thriller, terror, thriller psicológico y hasta detectivesco si así se
requiere] dirigida por Edgar Wright, y a manera [si se
quiere ver así] del “Free
cinema” británico; cuenta en medio de ese
Londres mítico de los años sesenta y con la música [aun hoy inolvidable] de los
Kinks, la historia de una joven llamada Eloise (Thomasin McKenzie) infiltrándose
[no cometeré spolier] en medio de su realidad real y “su viaje al pasado”,
aunque una conclusión final es que Sandy [por sus actos la conoceréis] es una gota
de Eloise y marca a lo mejor, simpatía sobre ese “viaje”.
Cuando hablamos de “su viaje al pasado” estamos ante un claro ejemplo de un filme que
aborda la ucronía [una forma de discurrir con realidades alternativas
ficticias]. Ahora, esta reconstrucción de la ficción sobre datos hipotéticos,
tanto en lo cinematográfico como en la literatura, existen numerosos ejemplos [un
asunto paradigmático, es la novela de Philip K. Dick “The Man in the High
Castle”].
De momento, este drama-terror es [una forma de clasificarla, aunque no sea lo más
idóneo] una muy bien acabada y, terriblemente angustiada abstracción sobre la
imagen convertida en pesadilla sobre ¿las involuntarias? réplicas de una la
realidad que terminan por engullir a la propia realidad. En este
contexto, podemos ratificar que una de las virtudes de “Last Night in Soho”
[aunque no se ha inventado nada nuevo para el cine] es su “transparencia” para emplazarse
entre los dos universos de Sandy y Eloise, y además, con claras y brillantes
transiciones que simbolizan doblez y disimulo, sin llegar, por supuesto a los clichés
y para esta clase de películas. Mora [2012) afirma:
Parafraseando
a Serge Daney, podemos decir que el cine clásico muestra una imagen, el cine
moderno se pregunta qué hay detrás de la imagen, y el cine postmoderno descubre
que, detrás de la imagen, sólo hay otras imágenes. Si hasta los años ochenta el
cine vive inmerso en la dialéctica entre un modelo popular clásico-narrativo y
otro moderno-reflexivo, a partir de ese momento se busca un nuevo paradigma en
el que se supere la gran división. La nueva mirada del cine es consciente de su
inmersión en una sociedad icónica, que ya la filmología llamó iconosfera, y
utiliza las fuentes de la cultura de masas” (p.108).
Volviendo a la correlación Sandy (Anya Taylor-Joy)-Eloise
(Thomasin McKenzie) en el filme, los semiólogos consideran que “la
imagen-espejo posmoderna” es una manera de construcción autorreferencial que tropieza
su origen [remoto] en el pop art y el denominado arte conceptual, y cuyo
influjo es esencial en el cine de fin de siglo: intertextualidad, fractura del
relato, desmaterialización del personaje. “Como reacción a esta imagen-espejo,
una serie de movimientos cinematográficos coetáneos tratan de recuperar la
conexión con la imagen-realidad” (Mora, 2012, p. 105). El claro ejemplo lo
encontramos en una secuencia de la cinta “Ciudadano Kane”, de Orson Welles (1942):
el magnate transita un pasillo rodeado por espejos. Ese efecto multiplicador de
los espejos sobre su imagen, contrasta con el andar resuelto y pesado de Kane.
Pero no olvidemos que estamos ante una película de
terror. Este
proceso se lleva a cabo por una doble vía: la desmaterialización de lo que
parecía a la larga un bello drama, y, por otro lado, se intenta el destierro
del referente [de pronto evoca en el tercio final de la cinta al cine] Darío
Argento, y quizá [digo posiblemente] el legado publicitario del arte pop —un momento
fundamental para la estética, y análoga a la explosión de la sociedad mediática.
Para fraseando a Enrique Mora,
la conclusión que ha rebasado cierto cine contemporáneo es que, a fin de
cuentas, el personaje [Sandy y Eloise para este caso] transita por aquel
pasillo que no era sino otra imagen, con el mismo valor filosófico y/o
metafísico que su reflejo en los espejos. Solo me resta para los estudiosos en
el tema, sugerir “Vidas cruzadas” (1990) de Robert Altman, que entrelaza varios
relatos de Raymond Carver para retratar la amargura y el hastío que subyace en
la vida de varios personajes.
Referencia
Mora,
E. (10 de diciembre de 2012). La
imagen-espejo: ícono y realidad en el cine del cambio del siglo. Revista latente. Recuperado de: Https://riull.
ull. es
Gonzalo Restrepo
Sánchez
www.elcinesinirmaslejos.com.co