Elizabeth
Taylor tenía un cuerpo menudo. Apenas medía 1,57 de altura. Su salud no fue
nunca de hierro. A lo largo de su vida fue hospitalizada 70 veces y operada en
una veintena de ocasiones. Murió el 23 de marzo de 2011, hace ahora 10 años, a
los 79, de una insuficiencia cardíaca. Y, sin embargo, esa mujer aparentemente
tan frágil, transmitía una descomunal fuerza cuando aparecía en pantalla;
desafiando a la cámara con unos ojos magnéticos, inclasificables y legendarios.
Unos ojos perfilados por una doble hilera de pestañas congénita y que eran de
un azul tan intenso que cuando se veían en tecnicolor parecían violeta.
El
próximo 23 de marzo, cuando se cumplen 10 años de su fallecimiento, TCM quiere
recordar a esta leyenda de ojos violeta durante toda la jornada con una
selección de sus películas más destacadas como Reflejos en un ojo dorado;
Ivanhoe; De repente, el último verano; La gata sobre el tejado de zinc o
Cleopatra.
Elizabeth Taylor enamoró a varias generaciones de cinéfilos. Tuvo una carrera larga que abarcó seis décadas. Comenzó a actuar con 11 años e inmediatamente se convirtió en una celebridad infantil gracias a títulos como Fuego de Juventud o El coraje de Lassie. Ya de adulta protagonizó filmes considerados hoy grandes clásicos como El padre de la novia, El árbol de la vida, por la que consiguió su primera nominación a los Oscar o Un lugar en el sol. Fuente:el pais.com