Seguimos
con la pandemia y otro filme a evocar y ver una vez más, sería “Casablanca”, de
Michael Curtis. Siempre que se ve un filme ya observado, siempre hay algo nuevo
en él.
No
he visto en la historia del cine americano, una mirada más sincera como la de
Ilse a Rick en aquella noche en el bar, en un reencuentro forzado por el
destino. Sobre todo aquella, después que Ilse escucha "As time goes
by" y aparece Rick, con un recuerdo que no deseaba perpetuar: tropezar con
el hermoso rostro de la mujer que lo amó.
Y
es que si la historia habla de la amistad, también habla (como alguna vez
sentenció Borges) del olvido lleno de recuerdos y que nos deja además
plantados. Pero no importa, de miradas está llena nuestra vida. Y con toda
seguridad, siempre sobresale aquella que tropezó con la nuestra, en la más
brillante y a la vez inoportuna de las ocasiones. Y si siempre recordamos el
final como una relación de reciprocidades (y que valga la tautología), también
concluiremos que "es el inicio de una buena amistad". ¿A qué sí,
amigo lector?
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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