El filme comienza con Waad hace diez años (con 18
años) y relatado en primera persona nos aproxima a una dolorosa historia sobre
el amor y la guerra. Entre los muchos activistas que han argumentado la
guerra civil en Siria, la historia de Waad al-Kateab, de 26 años, es quizás una
de las historias que llega bien pronto al pathos del espectador.
En “For Sama”, al-Kateab y el codirector Edward Watts
han realizado un largometraje a la primera hija de la activista Waad —que nació
en enero de 2016— durante el auge del conflicto. Han señalado con cámara firme
el último año de asedio de Alepo, así como todo lo se deriva de esta situación
y especialmente cómo este conflicto ofrece de primera mano, la afectación a las
familias y, fundamentalmente a los cientos de víctimas inocentes que son niños.
Para cuando los ataques aéreos rusos y los asaltos de
las fuerzas sirias echan abajo la mayor parte de la ciudad —a fines de 2016—, incluso
los ocho de los nueve hospitales en Alepo, la presencia del doctor Hamza es
todo lo que coexiste de una militancia y ante todas las resignadas víctimas
restantes. Al final, las imágenes sin misticismo alguno, revelan el lugar hundido
en el caos —con algunos cuerpos heridos y otros muriendo—, y la sangre como
aparente elemento de libertad, que no deja de correr en un sombrío espacio, así
los médicos y enfermeras se esfuercen por hacer lo que pueden.
Documental triste por supuesto, pues que llega al alma
y que con una mirada desde el punto de vista de una mujer, estremece hasta los
mismos bastiones del ser humano que solo desea vivir en armonía con el mismo y
los demás. Si bien casi las mismas escenas de terror han sido observadas en la televisión,
en esta oportunidad las sentimos más de cerca y surge la reflexión de lo que
las dictaduras son —a fin de cuentas— capaces de hacer.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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