Este bluckbuster tiene
una acción trepidante que lo mantiene con el interés solamente de las maromas
de unos protagonistas que pretenden convencer con sus ideales. De todas formas,
un filme de entretenimiento para eso: estar entretenido un momento en una sala
de cine.
Si bien los autos siguen
teniendo su importancia (desde los primeros filmes de la franquicia), en esta
ocasión se impone salvar el mundo ante la intimidación del malvado de turno
encarnado en Idris Elba, siendo un enemigo duro de roer.
Pero algunas cosas para
salvar este filme, y no ceñirme a otros aspectos quizá más relevantes del
análisis textual de un filme. Primero: las persecuciones, mejor que mejor. Esta
sexta película de la franquicia se convierte en clave: en primer lugar, porque
Dwayne Johnson —adversario en la quinta entrega—, termina uniendo sus fuerzas a
Toretto y los suyos.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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