Una historia para el lucimiento actoral. Y sin tener
que abordar mucho sobre su trama, bien vale la pena recrear una escena flash back en que Joan
Castleman (Glenn Close) —sueña con convertirse en escritora— visita a una de
sus más admiradas novelistas, quien le sugiere que recoja su talento para sí
misma.
La anterior secuencia situada (en los años sesentas)
es tan instructiva como esencial para poder concebir el presente de una Joan
mayor, que ha dedicado toda su vida a su marido Joe, un escritor a punto de
recibir el Nobel de Literatura.
Y esto es todo, un presente y un pasado cargado más de
cuitas que de otra cosa por parte de una mujer, cuyo talento se quedó en el
devenir de una vida casi que anodina y un marido egocéntrico. Filme pues que
sin saltos en el drama, no es que tenga muchos encantos, salvo eso sí: los
actores que caracterizan a sus personajes.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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