domingo, 17 de febrero de 2019

The mule de Clint Eastwood



Eastwood (con 88 años de edad) se dirige a sí mismo por sexta ocasión en este filme que, retrata la vida real de un señor de 87 años llamado Leo Sharp y que es a la larga, un texto social, político y emocional si se quiere, de un tema con un buen debate sobre una vida que nunca regala nada. De pronto una tragicomedia que la pone entre las mejores de sus películas últimamente rodadas.


Y es que para los tiempos que le queda a este señor Sharp, el asunto moral sobre su condición de mula en el mundo de las drogas, el personaje muestra la sabiduría de un hombre sobre su identidad y el valor social que lo acompaña y contextualiza su posición a través de una serie de escenas. Es tan campechano y magnánimo con los extraños y cerrado y apesadumbrado con su familia.

La mula” es una película que topa su tratamiento en la franqueza y encantadora ingenuidad de su idea. Hay muy poco o nada de sensibilidad ni halo de fatalidad en las ambientes que rodean a las normas del protagonista como mula, ya que, por el contrario, se opta por rendir tributo a esas clases de figuras simpáticas caradura al margen de la ley.

Filme para no hablar mucho sobre él, pues se incurriría en muchos spoilers. De todas formas, al final de la proyección, una sensación de pena sobre un hombre solitario. No solitario como Thoreau, por ejemplo, que se exiliaba en sí mismo para descubrir quién era; ni solitario como Jonás, que rogaba por su salvación en el vientre de la ballena. Soledad como forma de retirada, para no tener que enfrentarse a sí mismo, para que nadie más lo descubriera (texto citado del libro “La invención de la soledad”).

Gonzalo Restrepo Sánchez

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