Al margen de los
gigantes a derrotar para hacer cine. Entiéndase bancos, distribuidores y
exhibidores y un sinfín de obstáculos, nadie creería que el título de esta
columna, es el título de una cinta que bien vale la pena ver en nuestro país,
pues, una vez más toca temas de palpitante actualidad, s
obre todo las
atrocidades de un hombre sin moral y sin principios.
Pues
bien, este filme del guatemalteco de Chema Rodríguez nos cuenta la historia
real en clave de drama de ficción, los dos años en que Jesús Tecú (un niño que
sin los diez años de vida aun) había vivido con el hombre que mató a todos los
hombres y mujeres de su aldea. Tras la matanza presenciada por el niño, el
hombre lo tomo como esclavo.
Ese
niño llamado Jesús (hoy ya un hombre) finalmente huyó dejando atrás tan atroz
historia. El hombre que lo secuestró, hoy día está en la cárcel junto a otros
trece de los asesinos que le acompañaron en tan semejante crueldad. Y es que,
el que logró derrotar al gigante asesino es precisamente Jesús Tecú, hoy
abogado, activista y defensor de los derechos humanos.
Dígame
usted amigo lector, si esta historia (cierta analogía con David y Goliath) nos
permite creer que los gigantes no existen. Niños robados de una guerra,
masacres que al igual que en Colombia; se debería tomar como ejemplo y que sin
haber vivido lo que a Jesús le ocurrió, muchos personajes colombianos (adultos)
se deberían atrever a derrotar a los “gigantes”.
Si
bien Joseph Conrad escribió en “An outpost of progress” (1896), una breve
novela, donde señala que «el miedo siempre permanece. Un hombre puede destruir
todo lo que tiene dentro de sí mismo, el amor y el odio y las creencias, e
incluso la duda; pero mientras se apega a la vida no puede destruir el miedo»;
es preciso derrotar a ese gigante mayor que tenemos los humanos (nada fácil).
El
diario español “El País” sobre el cineasta apuntala: “Chema Rodríguez, dice que
tras esta experiencia se retira y que jamás podrá ser más cierto que esta es su
“última película”, no tiene claro si el esfuerzo por hacer cine sirve para
algo. No obstante, sí confiesa que a pesar de todo este trabajo ha valido en
Guatemala para que se pase la cinta en los colegios y se conozca así la
terrible barbarie que sufrió el país”.
Con
base en la anterior reflexión, el paradigma de las representaciones sociales se
vincula de manera implícita al concepto de imaginario (Arruda-De Alba, 2007).
De todas formas, y a modo de colofón y hablando de gigantes, me recuerda el
cuento de Oscar Wilde, “El gigante egoísta” donde al margen del egoísmo del
gigante y su frase “salgan de mi jardín” a los niños, ellos deben jugar en él.
Película pues la del guatemalteco que invita a muchas reflexiones.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
Visite:www.elcinesinirmaslejos.com.co