lunes, 30 de noviembre de 2015

Victor Frankenstein


Una nueva versión del Frankenstein o el moderno Prometeo, que con base en las percepciones de su director, A la larga nos muestra a un loco jugando a ser Dios para señlar sus culpabilidades respecto a su hermano. En si, en su ideología no varía para nada de la obra de Mary Shelley.

El concepto a analizar es el estilo que impregna el director respecto a los más recónditos deseos del ser humano por ser no un ser fuera de lo común, sino aquel ser obcecado por la existencia humana, más allá de sus posibilidades reales. De todas formas, cada nueva versión de esta novela, me parece siempre mejor que la anterior, ya que combina melodrama y comedia negra. Dos formas que a través de su hibridismo, dejan una propuesta más  acorde a los tiempos que vivimos.


Respecto al horror, si bien no se  establece a conciencia, de pronto la parte final (esa criatura) nos deja la sensación de lo horroroso que debe ser prolongar una vida (llena de errores) hasta la eternidad. Esa es la idea, la eternidad de la vida, no es buena consejera. Es el más grande horror que pudiera imaginarse el ser humano. ¡Y punto!

Gonzalo restrepo Sánchez
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