La esperanza no tiene edad, las ilusiones tampoco, la persistencia
menos. Tres criterios para ahondar en esta filosofía que nos quiere transmitir
el cineasta a través de la intransigencia de Mamo. Todo obedece a la motivación
del personaje por llevar su música a Turquía. Y es en este desplazamiento de su
país a otro, donde se encuentra con lo que fue dejando en la vida: sus hijos.
¿Cómo interpretar esto? Pues nada ajeno a querer amar la vida en medio de tanto aspaviento del destino, a veces culpable para lo bueno o lo malo, según la puntería del personaje.
¿Cómo interpretar esto? Pues nada ajeno a querer amar la vida en medio de tanto aspaviento del destino, a veces culpable para lo bueno o lo malo, según la puntería del personaje.
El advenimiento de Mamo y sus hijos al pueblo donde habitan las 1334 mujeres, para recoger a Hesho, es la nota más alta de esta historia, que con cierto aire de misterio, agolpa todos los placeres cinéticos de la imagen que tenemos delante.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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