A la necesidad de
pronto de revisar “Manhattan” y “Annie Hall” ante esta nueva propuesta del
cineasta Woody Allen con “Blue Jazmine” para desvelar los temores que sin paso
a paso, va dejando la vida de una mujer; cuando de lo mucho se pasa lo poco,
debido a las apariencias innecesarias (si concebimos que algunas pueden ser
menos traumáticas): Estamos ante ese cine que siempre que nos alerta sobre
nuestras neurosis.
En este contexto, de
qué vale tener todos los lujos del mundo, si al final y en ese encuentro con
uno mismo, sentimos que hay que empezar, porque no hay bien material que valga,
sin la sincera crítica con nosotros mismos al arropar ciertas futilidades; aunque
en la película, esta “mirada” es representada por su hermana Ginger (Sally Hawkins),
que vive en un estrato social mucho menor económicamente hablando.
Historia pues sobre la
reflexión acerca de los aciertos y desaciertos en la vida de la desequilibrada
Jazmine (Cate Blanchett) encarnando a
Jasmine, una millonaria caída en desgracia, pero apegada a los lujos de su vida
anterior. Woody Allen compara pues los universos contrapuestos de empresarios opulentos
en Manhattan con interlocutores de la clase media trabajadora, aunque esta vez los
aspavientos se unen en una mirada infaliblemente infecunda.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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