“La duda” (“The doubt”)
es de esas películas donde al salir de la sala de cine, se tiene la sensación
de silencios y ausencias. Dirigida y escrita por John Patrick Shanley
(recordado por su primer “Oscar” como guionista en “Moonstruck), vemos un “cara
a cara” interpretativo entre Meryl Streep y el camaleónico actor Philip Seymour
Hoffman.
Muy pronto el director
nos da las coordenadas de la historia, cuando en la primera escena que vemos,
el padre Flynn (Philip Seymour Hoffman) desde el altar nos habla sobre qué
hacer cuando uno no está seguro, hacia donde vamos en esa inseguridad. En este
camino trazado por el discurso fílmico de “La duda”, la historia tiene un alto
nivel metafísico más allá de la conversación y los rituales códigos de este
drama religioso.
Si me permiten, y sin
entrar en ese espeso bosque de la dialéctica, yo diría que una fábula moral de
inspiración cristiana en Romanos 11: 33, que podemos leer en la Biblia cuando
el apóstol Pablo exclama: "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría
y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son Sus juicios, e insondables
Sus caminos!".
En este contexto de las
alegorías sobre pasajes bíblicos, y sin que “La duda” sea una historia en este
sentido, viene a mi memoria “El árbol de los zuecos”, del cineasta italiano
Ermanno Olmi, sobre la expulsión del Edén; “Camminacammina” (una recreación
sobre los Reyes Magos) y sobre todo “Lunga vita alla Signora”: película que (al
igual que “La duda”) cruza el constante significado metafórico de las imágenes
que observamos en la simple proyección, a la lectura simbólica (en el caso de
“La duda”), sobre las declaraciones de la directora de la escuela,
independientemente si hay un posible caso de pedofilia en el centro educativo.
Pero la lectura del
anverso del filme sería: la verdad. ¿Qué es entonces la verdad? Siempre hemos
vivido rodeados de mentiras y verdades, aunque algunas se convierten en verdad
y otras en mentiras. El padre Flynn (Philip Seymour Hoffman), la hermana
Aloysius Beauvier (Meryl Streep), Mrs. Miller (Viola Daves) y la hermana James
(Amy Adams) ingenua y humana, siempre defienden sus propias verdades (verdades
llenas de dudas). Entonces cabe la pregunta a la verdad espiritual, ¿es la
tolerancia frente al significado de las cosas, la que puede tener este concepto
de verdad?
Parece que el filme se
orienta hacia esa idea, que me resulta muy bien llevada en un excelente guión,
que raya en la perfección. Un buen cuento que refleja esto y que leí en alguna
oportunidad, proviene de la India. “Un grupo de ciegos que se acercan a un elefante
e intentan determinar qué es lo que tocan, todos palpan una parte distinta del
elefante, y por lo tanto discuten sobre la naturaleza de lo que están tocando.
Y sin embargo, para todos ellos es lo mismo, solo que están "viendo"
aspectos diferentes de una única verdad.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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