El
Cineasta mexicano Alfonso Cuarón (“Y tu mamá también”) en su reciente película
“Gravity”, demuestra toda su capacidad narrativa en este film, casi, una obra
maestra. Hay en esta cinta una metáfora bien diseñada, con imaginación, y que
nos habla fundamentalmente de dos ideas.
La
primera, que la libertad del ser humano no tiene destino. El ser humano sí,
pero (insisto, la libertad, no). Y es que viendo los avatares de la doctora
Ryan Stone (Sandra Bullock), primero, es necesario interpretar la vida como un
hecho accidental e inexplorado. Ahora, el ser humano —su “¡Máxima Expresión!”—
a través de su vehemente vida existencial, la ha orientado muchas veces a
complicadas combinaciones preceptúales, y la “energía del cosmos” —magistral y
bellamente metaforizada en el film— la ha dotado de capacidad, originando lo
que podríamos denominar como los potenciales vitales —manifestaciones
biológicas— que nos rigen.
Entonces,
esta primera representación nos habla que la libertad (palabra cuneiforme sumeria Ama-gi,
que literalmente, significa “volver a la madre”): No tiene destino (fátum, hado o sino,
el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida
humana).
La
segunda idea, viene de una frase que alguna vez el cineasta mexicano Arturo
Ripstein me dijo: “Persistir sin esperanza”. Y es que el tercer tercio de la
fábula cuando la doctora Ryan Stone dice: “El que no arriesga no gana” (ante
una secuencia sin límite de imaginación), entendemos que cuando no hay más a
donde ir, todo esfuerzo por salir del “aprieto” bien vale la pena (la libertad
ni lo agradecerá, y creo que el destino como antítesis tampoco).
Película
pues altamente recomendada, que ganará una buena cantidad de “Oscars” y que
marcará un antes y un después en este cineasta mexicano que todos sus films los
ha iluminado Emmanuel Lubesky.
Gonzalo Restrepo sánchez
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