Este es un film trepidante, lleno de acción e imágenes impactantes por su estilo de violencia y claros ecos de Quentin Tarantino en su desmesura por lo mesurado. Sin embargo, la ideología del film nos prepara, argumenta y enfatiza cómo en algún punto de nuestras vidas (lugares comunes quizás con el espectador de cine) hemos querido ser héroes.
Así que “Kick Ass 2” (donde actúa el colombiano John Leguízamo) es la metáfora de todos aquellos que algún momento quisimos tener poderes especiales, sabiendo que no tenemos nada en especial. Afortunadamente la película a través del joven Dave Lezewsky, también nos informa que a veces el querer ser superhéroes, no conduce a nada que no sea diferente a la realidad de los cómics, enfatizando eso sí, que, sólo en nuestras capacidad de imaginación, está la opción de derrotar nuestras batallas interiores. Si hay algo más importante que la lógica, es la imaginación.
Así que si usted ve la primera parte de esta trama en “Kick Ass” y la compara con la actual, no cambia absolutamente en nada, todo sigue igual, con una recomendación: no apta para niños. Y es que el tratamiento no supera la inocente realidad de quienes desean imitar a sus héroes.
Es mejor no hablar del cliché de esta fábula. Por lo pronto una reflexión que deriva de la cinta y es sobre los tiempos actuales que vivimos: Presidentes súper héroes que desean conquistar los corazones. Bien sea de Obama o Puttin y los superlativos dilemas morales sobre la necesidad de la justicia o la venganza, y las responsabilidades derivadas de nuestros actos.
Parece ser que eso es entretenimiento, o si no pregúntele a CNN por tomar sólo un ejemplo. Y todavía no se debate en las facultades de comunicación social, la espectacularización de la noticia.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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