Empezando con frases de
cajón dos cosas: primero, Ken Loach recupera ese sentido por el cine social (“El
viento que agita la cebada”) y, segundo, "Loach y Laverty recuperan un
cine que en ellos demarca las pasiones por lo antagónico entre lo duro y
divertido a la vez, aunque se puede cuestionar un poco la historia de “La parte
de los ángeles”.
Hablando de esto (la
trama), el film que comienza con una voz en off refiriéndose a alguien que está
ebrio, más adelante en el metraje nos introduce al joven Robbie (Paul Brannigan)
el personaje principal. Así que esta fábula que nos habla e indica el itinerario
de la redención de un grupo de chicos dispuestos a ese crecimiento personal después
de tantas “travesuras”, propias de la relación de vida con los actos un tanto
irracionales y, parafraseando una frase García Márquez: “Cuando se es joven, feliz
e indocumentado”. Y es que todos tenemos una nueva oportunidad.
Todo lo anterior es
señalado con una cámara firme, sin aspavientos y circunstancias forzadas, todo
fluye natural como los actores mismos, que no tiene por qué esforzarse, lo que
en un momentos todos fuimos: ¿un poco rebeldes (con o sin) causa? Films pues de visión obligada y que en clave de comedia, nos indica esa segunda oportunidad, no con los mismos
errores, sino con nuevos errores. Y es que “ahí está el detalle”, como diría el
actor y cómico mexicano Cantinflas.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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