jueves, 13 de diciembre de 2012

UN TOQUE DE CANELA


Hermosísima película que con olor a canela ("dulce y amarga como todas las canelas") y con su trasfondo político, recrea la buena cocina en una familia griega (con todas las cosas que vive una familia en una ciudad hermosa como la Estambul de hoy). De todas formas dividida la fábula en capítulos o platos hasta llegar al postre, todo gira alrededor del personaje Fanis, un profesor de astrofísica, que bien consigue transmitir a los espectadores su carisma y su preocupación por las buenas costumbres en la cocina también, cuando al visitar su objeto del deseo (en un flash back del personajes de marras), sentimos la lecciones de cocina, que no son otras que las metaforizadas por la vida.

Cine y gastronomía no tiene mucho en común, pero el hijo del escritor Manuel Vázquez Montalbán, Daniel Vásquez Sallés en su libro “Comer con los ojos”, plantea un viaje en el que el autor ofrece una reflexión subjetiva sobre el cine, la cocina y la memoria. También, vale la pena traer a colación, “El libro de cocina de Hitchcock”, de Berndt Schulz. El libro es un extenso menú de 22 recetas, aderezado con citas a otras tantas películas del “maestro del suspense”, en donde el ensayista Berndt Schulz “sirve con suma inteligencia los ingredientes fundamentales de Alfred en su películas: comida, bebida, es decir, arte culinario, no exento de una buena dosis de crimen, con una pizca de castigo, pasión, suspense y sobre todo, aderezado de ironía, humor y un buen relleno de ingenio”. Y es que a la larga la comida (y el cine) entran por los ojos.

Gonzalo Restrepo sánchez
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