viernes, 28 de diciembre de 2012

The Bad and the Beautiful: 60 aniversario



Los malos de las películas suelen ser los personajes más atractivos y los que más pasiones despiertan. Algunos de los valientes del séptimo arte que despertaron magnetismo y aportaron carisma en sus interpretaciones fueron Lana Turner y Kirk Douglas.

Douglas encarna el mal en esta obra de Vicente Minelli con su mirada de acero. Una película del género llamado «cine dentro del cine» en la que se disecciona la crueldad de la producción cinematográfica de Hollywood. Dos años antes, lo hizo Billy Wilder con una de sus obras maestras: «El crepúsculo de los dioses».



Kirk Douglas fue la única nominación –a mejor actor– de «Cautivos del mal» que no recogió el Oscar, ya que fue derrotado por el Gary Cooper de «Solo ante el peligro». La Academia de Hollywood ha demostrado en varias ocasiones el desprecio por el trabajo de Douglas, ya que fue nominado en tres ocasiones, sin conseguir la preciada estatuilla. En 1996, fue galardonado con un Oscar Honorífico por sus 50 años dedicados a la industria del cine.

Mi crítica

Este film de Vicente Minnelli, junto a “Cantando bajo la lluvia” y “Sunset Boulevard”, quizás sean las películas más representativas del cine dentro del cine, aunque otros films, igual podrían ser merecedores de los primeros puestos.

Pero hay a mi juicio dos cosas claras en este subgénero y son las enseñanzas que nos dejan ese universo de oropel llamado Hollywood. En “Sunset Boulevard”, la historia de aquellos guiones que nunca se llegaron a realizar. O si no, ¿Cómo se interpretaría que la historia es contada por alguien ya muerto? Y segundo, una frase que escuchamos al final de la cinta de “Cautivos del mal”: “Para dirigir una película, hay que tener humildad”.


Y en ese ir y venir de los efluvios de la fama, las apariencias, guiones y dirección; entendemos los ingredientes de una película muy actual. Y es que a través de tres flash-back, se recrea la carrera de un hombre ambicioso (Kirk Douglas) que no repara en nada con el fin de lograr con éxito sus propósitos. Para lograrlo: miente, maltrata y manosea.
Y a pesar de ello, todos sentimos cierta embriaguez hacia él. La misma que sienten sus compañeros, quienes están dispuestos a darle una mano. Ya lo he dicho muchas veces, “El cine embriaga hasta el amanecer”.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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