jueves, 14 de junio de 2012

El niño de la bicicleta

Los Dardenne nos obsequian (como de costumbre) otra gran película que nos habla de la libertad con sensatez. Tomando como referencia aquello que señaló en su momento Passolini: “El significado último del cine yace en la realidad misma, y por lo tanto éste debería ser sujeto de estudio de una semiología general de la realidad y no precisamente de la lingüística” Eso para traducir que los outsider, los seres marginales y sobre todo en los niños, necesitan de cierta mirada (con amor), para volverlos capaces de amar. Pero este abordaje de lo moral, en medio de una sociedad hipócrita (recordemos la secuencia final) para lavarnos las manos, es la prueba incuestionable de que el sentimiento de lo justo y de lo injusto (cimiento perdurable de todo orden social) en todos aquellos que queremos una mejor sociedad, aún no está dentro de los corazones del ser humano. Film pues de dos personajes: Samantha y Cyril, quienes acompañados (de forma omnisciente) con una cámara firme y reflexiva, muestra lo que tiene que señalar antes embates de un niño, que siempre buscó y nunca encontró.