miércoles, 9 de marzo de 2011

"Pedagogía del oprimido"

Cada vez que he sido jurado internacional en festivales de cine y en el área del documental, pues siempre me inclino por el compromiso social de las películas en este formato. Con base en lo anterior, empecemos por escribir que el documental que hoy traigo a colación, “Waste land”, si bien “habla” sobre el trabajo del artista brasileño Vik Muniz, focalizado en el Jardim Gramacho, en uno de los mayores vertederos de basura del mundo, en la ciudad de Río de Janeiro; bien pronto nos sorprende su capacidad para hacer con la basura obras estimables.



Pero también nos atrapa cómo el ser humano, allí, inmerso en su hediondez y ausencia de un estado para ayudarlos (aunque esto no se plantea en el film), el cineasta y artista, nos deja una lección de felicidad y superación por parte de aquellos a quienes en situaciones límites y de extrema pobreza, sólo con una mirada de amor y comprensión pueden sacar sus más bellas expresiones de amistad.

Y es que remitiéndome al profesor Álvaro Vieira Pinto, respecto a situaciones límite, sentencia que no son “el contorno infranqueable, donde terminan las posibilidades, sino el margen real donde empiezan todas las posibilidades”. Y esto fue lo que se propuso demostrar al mundo, el cineasta brasilero. Por eso es uno de los documentales más importantes del año pasado. De pronto una obra maestra.

En este contexto, bien vale la pena traer a colación la obra del brasilero Pablo Freire, “Pedagogía del oprimido”. Allí sentencia que lo propio del hombre es estar “como conciencia de sí y de mundo en relación de enfrentamiento con su realidad”.