Una vez que el personaje Aladino se introduce en la
mente del espectador (niño, joven o adulto), ya no habrá vuelta atrás, si se
tiene en cuenta además que, su gran aliado (el genio y los tres deseos que le
pueda dar), le dé una respuesta aceptable, sin que con ello traicione todos y
cada uno de los principios de un buen ser humano como Aladino, enamorado además
de una bella princesa.
Así que este musical cargado de todos clichés del cine
comercial americano, por momentos luce
aburrido y, en otros, saca la carcajada de los más chicos en la sala de cine. Para el guionista
y cineasta Guy Ritchie la lealtad a aquellos personajes que nos caen bien y que
nos hacen felices, de pronto nos apoyan la decisión de no levantarnos de la butaca.
Claro
que al espectador a
través del clásico narrador (tercera persona) no indaga en lo más
profundo de la moral de sus personajes.
Película pues que cumple apenas las expectativas y que
a mi juicio, no supera su predecesora. Aunque hay que reconocer que la parte
musical en lo estrictamente cinematográfico, merece toda la atención y aplauso.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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