jueves, 22 de diciembre de 2016

Capitán Kóblic



La historia arranca en 1977 y la cámara sigue a Kóblic, un piloto en los tiempos de la dictadura en Argentina —en los tiempos de los vuelos de la muerte—. De pronto un fundido nos lleva al presente y vemos a Kóblic (un Darín excelente como siempre) escondido en un pueblo, y, esto permite una serie de conjeturas sobre qué hay detrás de esa especie de exilio forzado (o de fugitivo, según se le quiera ver) del personaje y su nuevo presente.

 
De manera que la historia un híbrido entre thriller y western, el cineasta Sebastián Borensztein nos muestra las contradicciones en la mente de un ex capitán de la Armada.  Un personaje y su pasado (baste recordar los flash back de la cinta), aunque la clave de todo esta lectura se plantea en el presente del personaje y sobre todo en el segundo tercio del guion (empezando por las pesquisas de un comisario corrupto). Y es que para hablar del destino y sus condicionantes, es evidente que el hombre atesora sus pros y sus contras a la hora de decidir, lo que hay que decidir.

Así que el último tercio del guion nos lleva de la mano de la intriga, a establecer culpables y delitos, en una puesta en escena que marca el interés de una confabulación bien manejada. Estamos pues ante una de las  excelentes películas argentinas, que sin lugar a dudas con este personaje de Kóblic, nos dejará una lección: Los riesgos que se corren en la vida.

Por Gonzalo Restrepo Sánchez
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