Inspirada en acontecimientos reales, este un filme que deja
en la mente de los espectadores la sensación de experimentar lo que es estar en
la cima del Everest. Y esto lo señalo así, pues el filme goza de los mejores
escenarios para lograr esa verosimilitud que se espera de ella.
No es una historia de actores, ni de glorificar nada. La
verdad es que desafiar la naturaleza, pienso que no vale la pena, a pesar de la
obstinación del hombre por lograr metas de su propio ego. La lección queda, si
bien hay cosas por las que luchar en la vida, hay otras que uno mismo busca y
que no merece la pena arriesgar la vida.
Al margen de estas reflexiones, la película goza de buen
ritmo, y nunca se pierde el interés por saber quién es quién de fuerte para vencer
las adversidades, cuando (insisto) uno las busca más por terquedad, que por
razón alguna en mente de cualquier ciudadano normal y corriente (aunque entiendo
que los escaladores al Everest, no son ciudadanos normales, seres con deseos de
arriesgar la vida. Aunque la película diseña la metáfora sobre el subir y bajar
la vida, que siempre te da alguna sorpresa).
Gonzalo Restrepo Sánchez
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