Esta mirada de la cineasta Ava DuVernay a la marcha
programada por Martin Luther King en el año de 1.965 a favor de los derechos
humanos en Selma, Alabama, es el leit motiv para señalar en una época de los
Estados Unidos, la triste realidad sobre la injusticia racial.
En este contexto, el filme ilustra los pormenores previos a la marcha, y sin lugar a dudas la puesta en escena ofrece la garantía de un documento bien planteado, y unos actores (a excepción de dos o tres) cargados de sinceridad en sus rolles respectivos. Buen filme a la larga, que sensibiliza una vez que todos a los ojos de todos, somos iguales y con los mismo derechos.
Sin ser un filme más sobre este tema de Luther King y las libertades de los negros norteamericanos (y no soy racista), la historia se teme una exaltación a estos seres humanos tan amigos en cualquier parte del mundo.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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