sábado, 15 de junio de 2013

EL HOMBRE DE ACERO



¿Qué escribir de este nuevo film sobre “The man of steel”? Pues varias cosas, la primera (y resulta obvia), este personaje será diseñado acorde a las épocas en que se viva un determinado presente. Es evidente su distanciamiento a otros films al respecto, desde la perspectiva no del súper héroe, sino de las identidades en este tiempo que vivimos de globalización.

Otra característica, es que el film arranca con un prefacio (por lo de la identidad del personaje de marras), aclarando lo nefasto que pudo haber sido su venida a la vida. Luego, en el devenir de la subsistencia del vigoroso personaje, poco a poco se va enfrentando a un universo distópico, donde lucha además, con toda su fuerza interior, por ser un humano cualquiera o el hombre poderoso de código moral y de honor inquebrantables, habilidades que le ponen por encima del resto de los mortales, y una identidad secreta.

Esta característica, hace que el personaje (perfectamente caracterizado por Henry Cavill), aborde unos esquemas de justicia, defensa personal y a la humanidad, donde las imágenes diseñadas en el discurso fílmico, otorgan a “Clark Kent” o al kryptoniano Kal-El, el único capaz de salvar al planeta.

Lo anterior deviene en el alter ego del personaje del cómic (recordemos la relación mental Kent-Superman), y que, no se aleja de quienes adoramos al súper héroe. A la larga, de eso trata el éxito de esta cinta: Mueve cualquier alter ego en los entresijos de lo que a veces aspiráramos conquistar. La existencia del otro yo, recordemos, fue reconocida por primera vez, en la década de 1730.


Film pues interesante, donde nunca decae el interés y por su puesto el ritmo, donde el concepto del mal, está peregrinamente diseñado desde el comienzo de la cinta. 

Gonzalo Restrepo Sánchez
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