¿Qué escribir de este
nuevo film sobre “The man of steel”? Pues varias cosas, la primera (y resulta
obvia), este personaje será diseñado acorde a las épocas en que se viva un
determinado presente. Es evidente su distanciamiento a otros films al respecto,
desde la perspectiva no del súper héroe, sino de las identidades en este tiempo
que vivimos de globalización.
Otra característica, es
que el film arranca con un prefacio (por lo de la identidad del personaje de
marras), aclarando lo nefasto que pudo haber sido su venida a la vida. Luego,
en el devenir de la subsistencia del vigoroso personaje, poco a poco se va
enfrentando a un universo distópico, donde lucha además, con toda su fuerza
interior, por ser un humano cualquiera o el hombre poderoso de código
moral y de honor inquebrantables, habilidades que le ponen por encima del resto
de los mortales, y una identidad secreta.
Esta característica,
hace que el personaje (perfectamente caracterizado por Henry Cavill), aborde
unos esquemas de justicia, defensa personal y a la humanidad, donde las
imágenes diseñadas en el discurso fílmico, otorgan a “Clark Kent” o al
kryptoniano Kal-El, el único capaz de salvar al planeta.
Lo anterior deviene en
el alter ego del personaje del cómic (recordemos la relación mental
Kent-Superman), y que, no se aleja de quienes adoramos al súper héroe. A la
larga, de eso trata el éxito de esta cinta: Mueve cualquier alter ego en los
entresijos de lo que a veces aspiráramos conquistar. La existencia del otro
yo, recordemos, fue reconocida
por primera vez, en la década de 1730.
Film pues interesante,
donde nunca decae el interés y por su puesto el ritmo, donde el concepto del
mal, está peregrinamente diseñado desde el comienzo de la cinta.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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