La autoridad del hombre y su desapego germinan en una película de aspecto tenue, pero de una jubilosa profundidad. En la cinta francesa y dirigida por Mia Hansen-Løve, una pareja de cineastas estadounidenses se retiran a la isla de Fårö, donde vivió el cineasta sueco Ingmar Bergman, en la búsqueda de la musa para escribir sus próximas películas.
Hansen-Løve tiene un infalible genio para engrandecer los pequeños instantes en las relaciones, y encuentra habilidosos coagentes en Krieps y Roth, así como en Wasikowska y Lie.
Su película toma “vestigios obvios” de escenas de “Secretos de un matrimonio” de Bergman, y ese enfoque más apocalíptico de una relación en pausada caída libre [sostienen algunos lugareños que la película hizo que millones de personas se divorciaran], pero no henchida por la condición despreciable del ser humano. Si bien, los entusiastas de Bergman gozarán mucho de la “Bergman Island”, pues ahí les dejo de tarea en “The Serpent's Egg”
Gonzalo Restrepo Sánchez
Historiador y crítico de cine
