Película Los
años más bellos de una vida, Claude Lelouch. En Cannes 2019, fuera de concurso, y en
cines el 22 de mayo.
Con :
ANOUK AMADO
JEAN-LOUIS
TRINTIGNANT
MARIANNE
DENICOURT
SOUAD AMIDOU
ANTOINE SIRE
MONICA BELLUCCI
Música de
Francis Lai y Calogero; Canciones originales interpretadas por Nicole Croisille
y Calogero.
Se conocieron
hace mucho tiempo. Un hombre y una mujer, cuya inesperada historia de amor,
atrapada en un paréntesis que se ha vuelto mítico, ha revolucionado nuestra
forma de ver el amor. Hoy, el ex piloto de carreras se pierde un poco en los
caminos de su memoria. Para ayudarlo, su hijo encontrará el que su padre no
sabía mantener pero que evoca constantemente. Anne volverá a ver a Jean-Louis y
reanudará su historia donde comenzó.
No acaba de salir esta nueva versión del “Hellboy”
cuando la crítica internacional la descalifica en todos los sentidos. Y es que
si bien no parece ser la mejor saga del personaje de marras, tampoco es que sea
un bodrio.Esto no significa que este blockbuster no vaya a ser un éxito de
taquilla, recordar que ‘Batman vs Superman’ es un sosegado ejemplo (con sus más
de 800 millones de dólares recaudados en todo el mundo). De pronto (y coincido
con algunos críticos de cine) en diversas ocasiones, este tipo de críticas
mueve a la gente para que vaya a verla al cine. De todas formas y a mi juicio
es mucho mejor que ‘Shazam!’.
De manera que “Hellboy” funciona en algunos aspectos
estrictamente cinematográficos. En lo personal, el roll de Milla Jovovich
ofrece garantía y Hellboy si bien es el héroe, de pronto resulta excesivamente
ingenuo (quizá para agradar al espectador).
La primera hora de la cinta si bien transcurre con
fluidez, deja advertir lo que será un predecible desarrollo (y esto puede no
gustar al espectador y fan del héroe). De nuevo, estamos pues ante una historia
al servicio de unas cuantas secuencias de acción terriblemente conectadas, en
las que los personajes (salvo Nimue, la reina de la sangre) dicen tonterías con
un inverosímil hábito de guion reescrito.
Ustedes y yo hemos contemplado esta cinta varias
veces. No es ningún tópico, pero en el guion está precisamente todas las
falencias de cada minuto de este “Hellboy”, que no se puede comparar con sus
predecesores a través de una atenta lectura.
Ante dos posibles estrenos próximos en nuestra
cartelera local sobre la vida del apóstol Juan (“Juan apóstol el más amado”) que
narra la historia de San
Juan Evangelista, desde que acompañó a Jesús de Nazareth cuando el mesías fue
crucificado hasta que escribió el Evangelio años más tarde antes de su propia
muerte y la británica “María Magdalena” (película biográfica bíblica que cuenta
la historia de María (Rooney Mara), una joven mujer en busca de una nueva forma
de vida y el cineasta nos muestra a Jesús desde el punto de vista de ella; una vez más surge la pregunta de cómo el cine ha abordado a Jesús.
Joaquin Phoenix es Jesús en “María Magdalena” de Garth Davis
La grande era de las superproducciones bíblicas de
Hollywood, se inició en el año de 1949, provocada una vez más por los italianos
y su “Fabiola”, de Alejandro Blasetti (pedido del Vaticano). A pesar del claro
escepticismo mostrado por la crítica al contemplar a Victor Mature y Hedy
Lamarr haciendo de “Sansón y Dalila” (1949). A Lana Turner de suma sacerdotisa
en “El hijo pródigo”, o Paul Newman de Basilo en “El cáliz de plata” (ambas en
1955); el “remake” de “Ben-Hur” demostró una vez más, que la mejor forma de
mostrar a Cristo en la pantalla, era no hacer que lo interpretara un actor con
cara devota, si no concentrarse en los rostros de quienes lo rodeaban.
Si bien el papel de Cristo sigue siendo atractivo,
aunque “La historia más grande jamás contada”, pareció durante algún tiempo
poner fin a sus biografías. Años después apareció bajo la cara de Ted Neely,
“Jesucristo superestrella” (1973), la de Robert Elftron en “The gospel road”
(1973), Robert Powell en “Jesús de Nazaret” y John Rubenstein en “Search of history de Jesús” (1980).
En el año de 1988, “La última tentación de Cristo”,
del escritor griego Nikos Kazantzakis, es llevada al cine por el cineasta
Martin Scorsese, quien con lo que no contó, fue con el cambio de actitud de la
iglesia Católica. En los años sesenta, cuando apareció el libro de Kazantzakis,
se entendió como un texto liberalizador que ejemplificaba las doctrinas del
Concilio Vaticano y las propuestas del Papa Juan XXIII, para que, 25 años
después, esa misma iglesia rechazara de modo contundente el filme, donde el
actor Willem Dafoe, encarna a Jesús.
En “La Pasión de Jesucristo” (2004), de Mel Gibson.
Donde el actor Jim Caviezel encarnaa
Cristo. El cineasta Gibson compone un fresco de tan copiosas proporciones como
significaciones. Hay en el discurso de la película, una reflexión visionaria
sobre ese caos en que se convierte nuestra reflexión sobre nuestra vida. Hay en
el filme una verificación clara e ineludible de los valores.
De todas formas, sería interesante observar el
documental y leer el libro del profesor Carsten Peter Thiede, uno de los
historiadores del Nuevo Testamento más eminentes del mundo, con el objetivo de
realizar un estudio completo y detallado de este tema: el descubrimiento de un
nuevo manuscrito que da una sorprendente versión sobre el origen de los
Evangelios y por consiguiente la vida de Jesús.
Warner Bros
lanza el avance del filme, protagonizado por Joaquin Phoenix, que interpreta a
Arthur Fleck antes de que este se convierta en el conocido villano.
En 2015, Roar Uthaug lanzó “The Wave”, el primer filme
de desastres realizado en Noruega y que está basado en el verídico tsunami que
fustigó la ciudad de Tafjord en 1934. La película fue elogiada por su enfoque a
larga humano. “The Wave” se convirtió en la película más taquillera ese año en
Noruega.
Si bien los “remakes” (repetición de rodaje) a veces
no son tan sorprendentes como sus predecesores, podemos afirmar que este remake
es bueno y se atiene por supuesto a este tipo de cine de desastres, incluso sin
exageración alguna. En este sentido, podemos señalar al héroe: Kristian
(Kristoffer Joner), un geólogo noruego, que logró salvar no solo a su familia,
sino a muchas más, al explorar las señales de advertencia, cuando otros colegas
no lo hicieron.
Si bien el filme no se revela pues como una obra
compleja y valiente, su director Andreas Andersen se robustece como un buen
director apto de edificar atmósferas perturbadoras y algo significativo: sin
jugar con la paranoia y, sin utilizar algún que otro referente clásico.
De manera pues que el filme resulta entretenido y en
su último tercio trepidante y cargado de verosimilitud, no obstante en la
escena donde la familia de Kristian atrapada dentro de un hotel de gran altura
colapsa y pasa a través de una elipsis a la escena final.
Siempre que me preguntan qué es lo primero que me
incita a ver una película, respondo que su director y seguido de sus actores.
Con base en esta premisa, fui a ver “Dumbo” por su director Tim Burton (“Eduardo
Manos tijeras” o “Ed Wood”). Un cineasta que no defrauda en esta ocasión,
aunque tiene trabajos más arraigados en la mente cinéfila.
Parte del desafío de esta cinta (el original se basó
en la novela de Helen Aberson y Harold Pearl) era los estándares de la buena
trama; aunque quizá le faltó un poco más de ambición al guion como tal. De
todas formas, no es una película mediocre.
Es 1919, y la Gran Guerra ha pasado su factura. Una
gran parte de la audiencia de Medici ha muerto en el extranjero, y su actor
estrella, Holt Farrier (Colin Farrell), acaba de regresar de las trincheras con
un brazo y sin ilusión. La esposa de Holt murió cuando estaba sirviendo en su
país, y no tiene idea de cómo ser fuerte para sus dos niños sin madre (Finley
Hobbins y Nico Parker) que apenas lo reconocen.
La adaptación dirigida por Tim Burton y Ehren Kruger
de la película animada de 1941, es una aplicación para los tiempos actuales. Si
bien el sentido enternecedor no lo impregna todo el bebé elefante que vuela,
pues tampoco es que nos deje sin sentimiento alguno (y sobre todo a los niños).
Las secuencias de vuelo en este “Dumbo” de Tim Burton
(reitero, una aceptable versión del clásico de Disney), tiene su toque de
veracidad y maravilla. Y es que este Dumbo, creado con efectos digitales, sigue
siendo un héroe aceptable, adonis y solitario, con unas orejas enormemente
grandes y que nos habla siempre con su suplicante mirada. Y es que si, al pararse
en lo alto de una grandiosa plataforma circense, su duda y vergüenza son indudables.
Todo se circunscribe a ingerir una pluma en su tronco (que le da la fe para
volar), se lanza hacia abajo y, por unos instantes aprecia que su corazón late
vertiginosamente.
Si bien Burton usa la canción de cuna “Baby Mine” de
la película original, rinde homenaje a la secuencia más recordada de
"Dumbo": “Pink Elephants On Parade”. Número musical surrealista,
plasmando un efecto con gigantescas burbujas de jabón que se convierten en
elefantes. Asimismo se observa a lo largo del metraje, la amistad entre el bebé elefante y Holt
Farrier quien cuenta con la ayuda de sus hijos Milly y Joe, estructurando la
fábula entre buenos y malos, cuando de buscar beneficios se trata.
Historia pues que logra enaltecer esa expresión de
“cine familiar”, ya que es una cinta
para todos los públicos entregados a regocijarse con los múltiples eventos de
niños y elefantes metidos a héroes, y unos adultos en la trama que, por una
vez, no verán ofendida su agudeza y, de paso, los espectadores tienen la
posibilidad de evocar la marca Disney.
Tras 18 años de su
camino profesional en el humor, al participar en los cuentachistes del programa
ícono del humor en el Canal Caracol, el pasado jueves 21 de marzo se convirtió
en un día especial en su carrera: Su película titulada “Boyacoman y la
esmeralda sagrada”, que él mismo define como una cinta de acción y aventuras,
cargada de altas dosis de humor, llegó a las salas de cine del país.
Y pare de contar. Este
filme es el más malo de la historia reciente del cine colombiano y de pronto de
la historia del cine nacional. Ni es de aventuras, ni de comedia, ni drama,
precisamente por no priorizar ninguno de ellos. Nadie dice que no pueda haber
un híbrido interesante, pero es que el filme trata de agradar a no sé quién. Es
el cine que hace retroceder las ganas de ir a las salas de cine y ver cine
nacional.
Esta parodia al filme
“En busca del arca perdida”, de Spielberg, es un despropósito. Sin rasgos
destacados es, sin duda, y sin libertad y originalidad a la hora de esbozar las
escenas, un desperdicio; ya que el director del filme no aporta siquiera una
mirada incisiva y, en clave de sátira a muchas situaciones que, para el
contexto, carecen de gran categoría y formalidad, lo que se entronca directa y
no fortuitamente con el estilo de Ed Wood, el peor director de cine de la
historia del cine.