La
trama sigue siendo la que Mary Shelley ideó en aquella célebre competición
narrativa de 1816 con su futuro marido Percy y Lord Byron, encerrados en un día
de lluvia en Suiza, a inventarse historias de miedo: un hombre logra crear la
vida, aunque termina por generar solo muerte. Pero Del Toro aporta muchos sellos
personales a su historia favorita. Un manejo espléndido de colores, maquillaje,
vestuario y efectos visuales, garantías en cualquier obra del mexicano. Una
atmósfera envolvente, a golpes de cámara, banda sonora y puesta en escena. Y
especialmente una mirada tierna, empática, casi una caricia al monstruo, y a
cualquiera que se sienta como él. El cuento de miedo se ha llenado de amor.
La primera razón por la que decido ver una película es
por el crédito del director. En este contexto, al ver que Darren Aronofsky,
siempre he considerado que es uno de los grandes directores del cine
norteamericano. Desde su película “Requiem for a Dream”, he procurado seguir su
carrera. Y la que hoy nos ocupa, “Atrapado robando”, es otra excelente propuesta
de su forma de relatar historias en el cine.
Si bien un poquito confusa en los primeros minutos de
proyección, no hay que esperar mucho para entender de qué va esta historia, que
toma como punto de partida los años noventa y está basada en la novela homónima
de Charlie Huston del mismo nombre, quien también escribe el guion.De toda la textura de la película, que se filmó en y
alrededor de una ciudad como Nueva York y acomodada con carácter vibrante a las
descripciones establecidas en la historia de 1998 (vestuario, locaciones y
música compuesta por Rob Simonsen), la manera en que se utilizan los ritmos significativos
y los puntos altos de la trama se concibe con una excelente sintonía, y creería
que la sentimos como “After Hours” en su claridad tonal, aunque menos cadáveres,
por supuesto.
Austin Butler (Hank Thompson) no solo interpreta a un
perdedor, sino que, aparte de ser un cantinero de Nueva York que ve los juegos
de los Giants, es el eje sobre el cual se generan los cambios dramáticos.Este
personaje, pues, vive en un edificio
sin ascensor en el Lower East Side, donde es amable con sus vecinos e inclusive
admite cuidar a Russ (Matt Smith), el punk inglés traficante de drogas, que
nunca se desprende de nuestra mente, pues de él parte básicamente la intriga de
por qué le sucede lo que le sucede a Hank. Pero el resto de personajes a su
alrededor confiere a la historia el “olor” neoyorquino a lo Scorsese: uno es la
novia de Hank, una paramédica Yvonne (Zoë Kravitz), una detective de policía (Regina
King), su jefe motociclista Paul (Griffin Dunne), un par de mafiosos rusos, dos
hermanos ortodoxos enormemente impetuosos (Liev Schreiber y Vincent D'Onofrio)
y un gánster puertorriqueño (Bad Bunny).
Una sensación que nos brinda esta película es que, dada
la construcción de los personajes, el director no decide nada por ellos y, sin
poder influir en la acción, son los interlocutores quienes llegan a nuestra
retina con una provisión de detalles estimulándola, subyugándola, e inquietándola.
No hay salida y, aun así, en un caso ideal, no pareciese que nosotros como
espectadores quisiéramos escapar de todo esto que sentimos. Y sin el afán y a
través de largos “set pieces” para una elaborada puesta en escena —donde la
cinética se lleva al extremo—, retardando el tiempo del relato para que sus
personajes se angustien, sin que se juzgue llegar al anhelado final que solucione
no ya el conflicto de cada acto, sino que dé pausa al que mira y se angustia de
las asperezas que se ejercen.
Noomi Rapace se transforma en la Madre Teresa en
"Mother", un retrato arriesgado y nada convencional de la figura
religiosa, que tendrá su estreno mundial en la sección Horizontes del Festival
de Venecia.Lejos
de ser un biopic tradicional, la película —dirigida por la macedonia Teona
Strugar Mitevska (Dios es mujer y su nombre es Petrunya)— explora a una Teresa
de Calcuta joven, en 1948, en los días previos a la fundación de su orden, los
Misioneros de la Caridad. El film se centra en un momento de dudas, fe y
ambición que marcaría un punto de inflexión en su vida.
Noomi Rapace confiesa que no habría aceptado el proyecto
con otra directora: "Conocía el mito de la Madre Teresa, pero no a la
persona. Lo que me atrajo fue la visión de Teona, siempre tan valiente y
compleja al retratar a los seres humanos".
La directora, que escribió el guion junto a Goce
Smilevski y Elma Tataragić, describe a su protagonista como una mujer
implacable, ambiciosa y a la vez maternal.
La
casa (2025), un documental sobre la vida íntima que rodeó la creación de Cien
años de soledad. Mediante evocaciones y anécdotas contadas por Rodrigo y
Gonzalo García Barcha (los hijos varones de García Márquez), la directora Eva
Villaseñor recupera el contexto cotidiano en el que se produjo la saga de los
Buendía. Y lo hace mientras Rodrigo y Gonzalo recorren cada recinto de aquella
mítica casa, hoy sede de la Fundación para las Letras Mexicanas.
Se
trata de un proyecto modesto, pero riguroso, que comenzó en México a principios
de mayo de 2024 con una idea original de Juan Villoro y se concretó el pasado
27 de julio en Colombia, cuando tuvo su preestreno en la decimotercera versión
del Festival Gabo. Durante cincuenta y seis minutos, los objetos y espacios
aparentemente anodinos que acompañaron a García Márquez en la redacción de su
libro cobran un sentido especial y humanizan el genio creativo del autor. Es el
caso de la sala de visitas del primer piso, ocupada tan solo por un tocadiscos
porque no había dinero suficiente para comprar muebles. Se sabe, por los
biógrafos, que en aquella época García Márquez tenía tres vinilos: A Hard Day’s
Night, el tercer álbum de estudio de los Beatles; una selección de preludios de
Claude Debussy y otra de conciertos para piano de Béla Bartók. Los hermanos
García Barcha añaden dos más: un disco con las canciones que Lucha Villa
interpretó para El Gallo de Oro, el relato de Juan Rulfo que García Márquez y
Carlos Fuentes adaptaron al cine en 1964, y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club
Band, el emblemático elepé que los Beatles lanzaron el 26 de mayo de 1967,
apenas once días antes de que la Editorial Sudamericana distribuyera Cien años
de soledad. Esta música constituye la banda sonora de Macondo, aunque luego
García Márquez definiera su novela como un vallenato de cuatrocientas páginas.
Fuente y fotogramas:https://elpais.com/america-colombia/
El enorme éxito de
'Avatar', él título que lidera el top de películas más taquilleras de la
historia, no trajo consigo una rápida secuela. De hecho, 13 años hubo que
esperar hasta el estreno de 'Avatar: El sentido del agua', pero va a tocar
tener mucha menos paciencia para poder ver 'Avatar 3' y comprobar qué planes
tiene James Cameron para esta arrolladora franquicia de ciencia ficción.
El 19 de diciembre de
2025 es la fecha de estreno oficial elegida por Disney para el estreno de
'Avatar 3' en cines. Es decir, se retrasa un año respecto a lo que estaba
previsto cuando la segunda entrega llegó a las carteleras. En principio, el
estreno no debería sufrir más cambios -el propio Cameron se ha mostrado optimista
al respecto-, pero su fecha de lanzamiento se ha movido en tantas ocasiones que
uno ya no puede estar seguro de nada.
"The Ballad of Wallis Island" del director
James Griffith es una comedia a fin de cuentas sublime y encantadora. Esta cinta escrita por los guionistas de la película: Basden y Key, jamás dan una pista de su sencillo
origen. La película nos fascina con su humor supuestamente abierto, y un cuadro
de melodías folclóricas originales y apasionantes, y su fervor por el extraordinario
ambiente.
Cuando el músico folk Herb McGwyer (Tom Basden) llega a
la rancia isla de Wallis, cree que viene a tocar un concierto íntimo para
algunos entusiastas admiradores. En contexto, el concierto es a la larga para
un hombre: Charles (Tim Key). Charles dos veces ganador de la lotería, vive en
una finca inglesa, y es un gran admirador del antiguo dúo folk de Herb: McGwyer
y Mortimer. La idea de la comerciante local de la isla, Amanda (Sian Clifford) asimismo
está suscrita a todos los demás personajes observados, aunque nos refiere buenos
enunciados e ingeniosos.
Lo primero que resaltaría de este británico filme es queel curioso humor y el
patetismo inglés encumbran sus voces en una dócil armonía en esta apasionante
comedia de James Griffiths.Si bien, el guion es imperceptiblemente fuerte, se toma
una o dos liberaciones con la trama, sobre todo la manera en que Michael se excluye
de la ecuación en una etapa temprana del argumento, y observamos muchos gags
visuales.
Varias cosas: más allá del diálogo, las canciones interpretadas
por el dúo (escritas por Basden), son de un encanto y folclóricas, y esencialmente
memorables, si bien, en realidad son las letras las que cuentan. Una vez más la
música (acompañada de una buena iluminación) es protagonista para los estados
de ánimo. De todas formas, pienso que hoy día y para que desiguales tipos de
espectadores quienes se sientan representados, estamos ante un cinemodelo, per se, que no es errado, y muchos son los paradigmas
en la historia del cine de películas que agrupan una enorme cantidad de ideas
con cohesión y profundidad (en este caso,intentando exasperadamente salvaguardar aquellos “conciertos
de sus ensueños” (prefiero no cometer spoilers).
“Hombres con H” (en su idioma original: “Homem com H”) es la película de Netflix que se centra en un personaje como Ney Matogrosso, uno de los artistas más reconocidos y respetados de Brasil. Así que, protagonizada por el actor Jesuíta Barbosa, la cinta se presenta como una atrayente alternativa del cine biográfico en el catálogo de la plataforma de streaming.
Las biopics nunca han dejado de ser una fuerte muestra en las producciones brasileras en los últimos años. Es ineludible repasar en el subgénero sin dejar de acordarse de “Todavía estoy aquí” (2024) y el primer Oscar en Brasil, pero, esta historia viene de mucho antes en esas décadas de la historia diría que musical. Para de este tipo de largometrajes, las narrativas sobre cantantes, músicos y bandas de música, siempre, han sido un punto destacado por su atractivo para el público.
Esta película escrita y dirigida por Esmir Filho y con base en el primer plano de un niño estamos frente a una historia retrospectiva (parte de 949) del famoso cantante y artista Ney Matogrosso, a partir del cual entre el pasado del niño y el presente de Ney cargado de censura, nos revela historia de un ser humano cargado de su convicciones en todo orden social y hasta psicológico.
Una película pues que independientemente de la postura que tengamos sobre todo lo observado, estamos frente a la exaltación de una vida cargada de más que propósitos de un personaje, la lucha de todo ser humano por alcanzar sus sueños y realidades.El prólogo —por llamarlo de alguna manera—, previo a la decisión personal del artista y personaje, peca un poco de exceso y exposición precisamente de una voz del padre de Ney, que, resulta esa contraposición torpe y chocante con el desarrollo posterior de una trama sencilla, basada en el poder expresivo de la imagen.
La interpretación del actor Jesuíta Barbosa no descansa en la imitación. Su edificación es magnética, precisa, gestual. “El cuerpo reemplaza al discurso”. Los movimientos, los mutismos y las miradas acomodan una expresión propia que escapa de toda transcripción fiel. En ese sentido, la puesta en escena, el maquillaje, el vestuario no adornan, sino que proceden como disconformidades de una identidad que se testifica en la diferencia.
Por último, la música en esta cinta planteadapara las más puras de las emociones de un ser humano, hasta las más adversas o chocantes, que cuando se amplifica algunas imágenes en ese paisaje tan aceptable y a veces agreste en que habitan estos personajes, todo nos acerca a dos cosas más: un elemento clave como el montaje, con distintiva fluidez y las prolongadas circunstancias de un personaje que en la cultura brasilera es una mirada original.