El
joven animador Gints Zilbalodis al encauzar su segundo largometraje,
protagonizado por aminales. Zilbalodis saltó a la fama con la película “Away”
que escribió, dirigió y animó en solitario. Ahora, con todo un equipo, resulta
válido que su siguiente film sea aún más ambicioso. La película es visualmente contundente.
Zilbalodis y su equipo de trabajo prefieren contrastar la animación de sus
personajes (con movimiento animal fidedigno), y con diseños totalmente elegantes
y delicados.
Mientras
que “Away” trata de la soledad, “Flow” trata de la amistad y el afecto, la
complicidad y la nobleza. El título del filme si bien es un título literal, la
historia a la larga metaforizada trata sobre cómo conocemos y nos concebimos
amigos de los disímiles individuos en tanto que la vida fluye, trasladándonos a
esos destinos inexplorados sobre la base de muchas experiencias y penas. Todos
estos animales son alusiones a esa variedad de amistades que irás encontrando
en la vida: el tonto, el haragán, el tozudo. Inclusive aquellos que son significativos
tenerlos en la vida por aquello de que nos ayudarán en cualquier momento y por difícil
que parezca,
Una metáfora pues de la vida como ser humano, pero en esta oportunidad, narrada por medio de un incidente protagonizado por distintos animales en un mundo insólito y algo chocante. Esta cinta es totalmente libre de diálogos y ostenta el estilo de animación característico de Zilbalodis. Además, esa impresión de riesgo es todavía más perspicaz debido a lo realistas que parecen los animales, sirviendo la angustia que nos engancha cuando vemos animales en disputa.
En
algunas de las secuencias más penetrantes de la cinta, la cámara (a modo de
plano secuencia) se desliza junto al gato protagonista, pero, asimismo, en
planos y contraplanos sin aliento mientras el animal huye de una manada de
perros o aquella en que casi se ahoga bajo las olas. Aunque, “Flow”, que está
en sintonía enternecedora con los instintos primarios de sus interlocutores, es
recomendada para ver en familia.