El cineasta Thomas Bidegain regresa con su segundo
largometraje como director, un drama sobre un matrimonio llevado adelante con
valentía por Mélanie Thierry y Gilles. Una hisotira con dos personajes que no
aburre que nos agradan y ponen a prueba al espectador a entender hasta qué
punto “la soledad” puede ser cómplice para la reconciliación en pareja.
Una idea sencilla, pero cargado de unos diálogos con
mucho carácter dramático, y es la clave del interés por lo que le pueda ocurrirá
lo largo de la trama y en una isla desierta.
Y
es que Ben y Laura inician
un viaje de “última oportunidad”: una postrera coyuntura para ver el universo
antes de que termine, pero asimismo para salvaguardar su relación. Y es que este
viaje en un velero hasta los límites del mundo acarrea el límite, de alguna
manera.
Al emplazar a sus personajes el director, en un terreno
fuertemente incompatible, donde las intuiciones predominan sobre los emociones,
de repente, exterioriza ese elemento de esta pareja, que ya establecida desde
el comienzo del filme, es también lo que justifica su supervivencia. El
habitante de la sala de cine se intranquiliza aquí, en efecto, por la resistencia
de dos cosas: la de los interlocutores, y esta relación, también obligada a
justificar su existencia.
No es la primera vez que el cine se involucra en este
tipo de temas. En 1995, uno de los más originales, personales y emocionantes
directores americanos coetáneos, Richard Linklater, labró una película claramente
intimista, “Antes del atardecer”, el encuentro entre dos amantes, él, americano
(Hawke); ella, francesa (Delpy), quienes en el último tiempo de su noche de
amor se proporcionaban una cita en Viena.
Volviendo a la película que hoy nos ocupa, Thomas Bidegain substrae
a la relación de la pareja su dimensión social contigua para conseguir su médula
e intuir qué es lo que les consiente permanecer más allá de los aprietos, los discrepancias
y las desilusiones. Los intérpretes (y protagonistas) revelarán la condición de
su afecto mutuo y de su amor, pero asimismo expresarán lo que podría colocarlos
en peligro. La supuesta debilidad de Laura dará paso a una admirable constancia,
encarnada en la eficaz interpretación de la a ctriz francesa Melanie Thierry.