miércoles, 10 de julio de 2024

De repente, solos

 

El cineasta Thomas Bidegain regresa con su segundo largometraje como director, un drama sobre un matrimonio llevado adelante con valentía por Mélanie Thierry y Gilles. Una hisotira con dos personajes que no aburre que nos agradan y ponen a prueba al espectador a entender hasta qué punto “la soledad” puede ser cómplice para la reconciliación en pareja.

Una idea sencilla, pero cargado de unos diálogos con mucho carácter dramático, y es la clave del interés por lo que le pueda ocurrirá lo largo de la trama y en una isla desierta. Y es que Ben y Laura inician un viaje de “última oportunidad”: una postrera coyuntura para ver el universo antes de que termine, pero asimismo para salvaguardar su relación. Y es que este viaje en un velero hasta los límites del mundo acarrea el límite, de alguna manera.

Al emplazar a sus personajes el director, en un terreno fuertemente incompatible, donde las intuiciones predominan sobre los emociones, de repente, exterioriza ese elemento de esta pareja, que ya establecida desde el comienzo del filme, es también lo que justifica su supervivencia. El habitante de la sala de cine se intranquiliza aquí, en efecto, por la resistencia de dos cosas: la de los interlocutores, y esta relación, también obligada a justificar su existencia.

No es la primera vez que el cine se involucra en este tipo de temas. En 1995, uno de los más originales, personales y emocionantes directores americanos coetáneos, Richard Linklater, labró una película claramente intimista, “Antes del atardecer”, el encuentro entre dos amantes, él, americano (Hawke); ella, francesa (Delpy), quienes en el último tiempo de su noche de amor se proporcionaban una cita en Viena.

Volviendo a la película que hoy nos ocupa, Thomas Bidegain substrae a la relación de la pareja su dimensión social contigua para conseguir su médula e intuir qué es lo que les consiente permanecer más allá de los aprietos, los discrepancias y las desilusiones. Los intérpretes (y protagonistas) revelarán la condición de su afecto mutuo y de su amor, pero asimismo expresarán lo que podría colocarlos en peligro. La supuesta debilidad de Laura dará paso a una admirable constancia, encarnada en la eficaz interpretación de la a ctriz francesa Melanie Thierry.