El
21 de enero de 2021 se conmemora el
centenario del estreno del filme, El
chico (The kid, Charles Chaplin, 1921) una de las películas y personaje
como Charlot más expresivas del cine
de todos los tiempos. Chaplin fue un hombre orquesta: lo mismo actuaba,
producía, escribía, componía o dirigía. Para él no hubo límites y su talento
trascendió fronteras.
Para
una remembranza sobre el mítico Charles Chaplin, bien vale la pena recordar y
recomendar la película Chaplin (Richard Attemborugh, 1992).
Aparte de los atrayentes créditos que van desde Anthony Hopkings, Geraldine
Chaplin, Kevin Kline, Dan AyKroyd, hasta el director de fotografía Sven
Nykvist. El filme —si bien ofrece a los espectadores una visión fugaz de la
vida del famoso cómico, sus mujeres y por supuesto su cine—, no deja de ser una
de las más completas biografías para el cine, que sobre director alguno del
celuloide se haya llevado precisamente a la pantalla gigante.
Escrita
por el “oscarizado” William Goldman (Todos
los hombres del presidente), Bryan Forbes y William Boyd sobre el libro de
Chaplin, Mi autobiografía. La
película nos permite hablar de un hombre cuyo padre al morir cuando este tenía
doce años de edad, estaba predestinado al mundo del espectáculo. Vale la pena
recordar que su padre se llamaba igualmente Charles Chaplin y era un cantante
de “music-hall”.
La
primera película Charlot periodista (Making a living, Charles Chaplin,
1914) en la que aparece vestido como un “dandy” de dudosa elegancia, fue
mediocre, aunque bien recibida por la crítica especializada de la época. En su
segunda cinta Carreras sofocantes (Kid
auto races at Venice, Charles Chaplin, 1914) adoptó el vestuario con el que
habría de ser famoso. Según la leyenda, estaba compuesto por prendas de vestir
que le pidió prestadas a otros actores cómicos de Sennet —un actor y productor
quien lo descubre y que es interpretado en el filme Chaplin (Richard Attemborugh, 1992), por Dan Aykroyd—. Los
gigantescos pantalones eran de Fatty Arbuckle, las botas de Ford Sterling, la
pequeña chaqueta de Charles Avery, el sombrero hongo pertenecía al suegro de
Arbuckle y, el bigote (drásticamente recortado) era de Mack Swain.
Visionando
hoy día las películas de Chaplin, resultan bastantes torpes y primitivas. En
sus tramas abundan los dentistas, los policías, los maridos celosos, los
choques de automóviles, los coqueteos ilícitos, los resbalones, los golpes y
las carreras. Sin embargo, en el filme Charlot
conserje, Charles Chaplin, 1914), Chaplin —según los expertos—, logra
alcanzar una mayor sutileza como actor y director. Hasta el año de 1922 con la
compañía Essannay, el actor logra una serie de títulos interesantes de analizar
como Charlot cambia de oficio (His new
job, Charles Chaplin, 1915), por ejemplo. Asimismo, como director realiza
un espléndido cortometraje cómico sobre la industria del cine.
A
partir de los años treinta, Chaplin redujo drásticamente su producción,
dedicando hasta cinco años a cada película que realizaba. Cuando se embarcó el en
proyecto Luces de la ciudad (City lights,
Charles Chaplin 1931) el cine sonoro ya era una realidad y Chaplin había
sido testigo de la caída de otras grandes estrellas del cine cómico de los
Estados Unidos. Así que decidido a no poner en peligro su personaje, realizó la
película no hablada, pero con acompañamiento musical. En Tiempos modernos (Modern times, Charles Chaplin 1936), el actor y
director se atrevió a pronunciar algunos divertidos trabalenguas, pero en
general basó toda su película en la
mímica y en la pantomima, por lo que esencialmente sigue siendo una obra
muda.
Sus
tres últimos trabajos cinematográficos fueron Candilejas (Limelight, Charles Chaplin, 1952), película en la que
aparece su amigo Buster Keaton, Un rey en
Nueva York (A King in New York, Charles Chaplin, 1957) y La condesa de Hong-Kong (A Countess from
Hong Kong, Charles Chaplin, 1967), tres films que no contaron con la
aquiescencia de la crítica de cine en su momento, e incluso inferiores a sus
mejores obras.
Respecto
a su vida personal, En 1943 se casó con Oona O’Neill, la hija del escritor
Eugene O’Neill, con quien compartió el resto de su vida y con quien tuvo ocho
hijos (once en total con base en sus anteriores relaciones).Chaplin en su vejez
se dedicó a componer nuevas partituras para el reestreno de sus películas
mudas. Fueron sesenta y dos años que le dedicó al cine y que sin lugar a dudas
constituyen un record que será difícil de superar. Al encuestar a autoridades
de la historia del cine y a cineastas de muchas partes del mundo sobre la gran
obra del maestro Chaplin, solo señalan a dos cintas: Tiempos modernos (Modern times, Charles Chaplin 1936) y La quimera del oro (The Gold rush, Charles
Chaplin, 1925). Si bien su obra maestra es el filme antes citado, también
involucraría a El chico (The kid, Charles
Chaplin, 1921), con todo el respeto. Por eso, se celebra su centenario de
estreno.