Este es un filme que al
final deja la sensación que le faltó algo dramáticamente hablando. Si bien se
remite a imágenes de Versalles en la época de Luis XIV. Alan Rickman (actor y
director del filme) se queda a medio camino en lo que a sentimientos se
refiere. De pronto su cámara debió estar menos presente en la vida
aristocrática de la época, y, un poco más en aspectos relacionados con los
intereses creados.
De todas formas, vale
la pena precisar que a veces no es necesario mostrar la opulencia de un
palacio, es preciso mostrar todo aquello que invite a una reflexión profunda
entre las apariencias verdaderas y falsas. Filme pues que no ha tenido mucho
éxito comercial. Lástima por los actores que se lucieron, pero en el guión,
faltó manejar cierta intriga, ya que también por época, las intrigas estaban a
la orden del día. Filme soporífero.
Gonzalo Restrepo Sánchez