Si tomamos como punto
de partida que el deseo de la vida eterna o de permanecer siempre joven ha
atormentado a la Humanidad desde el momento en que descubre que se es mortal,
la película “Wolverine” plantea la inmortalidad para los buenos y sus acciones
en defensa de lo justo. Y la inmortalidad para los malos y sus acciones en
defensa de mi propio yo.
En este sentido la
historia es válida y bien asimilada. Lo que se suma además a un buen film para
los amantes de la cultura samurái y el tema de
los Yakuza, la mafia china y el crimen organizado en Japón; es el buen guión, sólido, aunque cargado de violencia.
Esto último quiere
decir, que si bien es un film de acción (trepidante por momentos), los momentos
de reflexión de Logan (Hugh Jackman) que lo podrán conducir a un deseo de ser
hombre mortal, es el mismo ser humano quien siempre le hace cambiar de parecer,
cuando de maldades y ambiciones descabelladas de otros seres, por supuesto, se
trata.
Los personajes
femeninos al lado del “todopoderoso Logan”, caen bien y sobre todo el personaje
Yukio (diminuta y de ojos grandes) que en su carisma particular confiere a la
historia un poco de ese ángel guardián que todo buen hombre (Logan) debe tener.
Y es que a ambos personajes no deseamos que les pase nada, en sus miradas se ve
transparencia y deseos de ayudarse el uno al otro.
Con buena dirección del
cineasta James Mangold (“Noche y día”, en la cuerda floja”), la cinta es fiel a
sus predecesoras y el espectador sale cómodo de ver a su héroe incólume otra
vez ante tanta adversidad, y es que sin lugar a dudas, es el personaje más
icónico y querido por los fans de X-Men.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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