Aunque pueda fallar la
intriga secundaria, y, el espíritu del tango pueda resultar algo ligero, debo
reconocer que el film me agrada. Primero, porque el baile está muy presente en
la puesta en escena y arropa toda la trama. Segundo, porque Sergi López y Jam
Hammenecker comunican el baluarte firme de una amistad.
Así que amistad y tango
se involucran en esta historia que “habla” del triángulo amoroso compuesto por
dos convictos y una enfermera, y un solitario, y retraído guardia de prisiones,
quien emergerá para moverse alrededor de un objeto del (deseo femenino).
De manera que el
cineasta Frédéric Fonteyne trata de representar en este triángulo amoroso sin
alardes “Lacanianos” y transfigura (si me permite el término) los asuntos del
amor en asuntos de ¿terquedad? casuística
por lo que el futuro me pueda convocar, aunque en una cárcel, ¡usted dirá!
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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