Excelente retrato de
una pequeña población rural de una Turquía como reflejo de una sociedad árabe
(y machista). Cabe precisar en lo estrictamente cinematográfico que los planos
excesivamente largos (travelling mecánicos), los silencios y una puesta en
escena donde todo es lo que debe verse, su cineasta Nuri Bilge Ceylan realiza
un film que luce plúmbeo para cualquier mortal, con escasa luz artificial.
Los primeros 90 minutos
de este metraje metafísico y sigiloso, parecen proporcionar un aliento de
desolación, sin embargo, todo nos inclina pensar a en una no tan dolorosa caminata
por los caminos de la vida. O será que por llevar la vida que llevamos, ¿muy
poco nos detenemos a mirar “la quietud del silencio”, digo “las horas ocultas”?
La historia pues se detiene en un hecho policial donde los personajes que giran alrededor del hecho, marcan su propio derrotero en unos rostros impenetrables a ratos, condescendientes después. Reitero que el excesivo metraje, provoca por momentos desespero. A lo mejor a usted no.
La historia pues se detiene en un hecho policial donde los personajes que giran alrededor del hecho, marcan su propio derrotero en unos rostros impenetrables a ratos, condescendientes después. Reitero que el excesivo metraje, provoca por momentos desespero. A lo mejor a usted no.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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