Narrada en voz Off y en primera persona, Robert Bresson ("Los ángeles del pecado", "El diablo probablemente") saca una
película llena de significaciones y motivaciones en un carterista
(caracterizado por Martín Lasalle),, para demostrar que esta atmósfera (a veces
extraña en nosotros), posee la fascinación para el que está sentado en la
butaca de lo malo que pasaríamos nosotros si fuéramos carteristas, así porque
sí.
Rodada en blanco y negro en el año de 1959, y, siendo un poco (o mucho) más realistas, la cinta ubica a los perdedores en el cénit de la testarudez y aclama por seres que habitan con la vida sin “viento”. Rumbo que a veces nos cuesta, ya que nunca estamos preparados para, metafóricamente hablando, ser “carteristas”; es decir, robar la sutileza del buen vivir pero a la vida.
Gonzalo Restrepo Sánchez