La
historia de este bello film de Berzan Ospetek, que habla de interpretarse uno así
mismo, visto a través, o entre un actor real y otros fantasmas, para corregir
la realidad y hablar de las inquietudes de la vida “fantasmal”, que no es otra
cosa, que el discurrir por una vida que hay que adorar y perseguirla aun
después de muerto.
Este
es el análisis textual de un film, bello por su impasibilidad, con ritmo y
tempo de un cineasta, para hablarnos en clave de comedia (¿es la vida una
comedia ligera?), que no vale sorprendernos de nada ni de nadie. Entonces, todo
se nos plantea a través de una puesta en escena sobria, que transmite los
sentimientos más hondos, donde hablamos con nuestro yo más profundo de muchas
cosas y de nada (“con la gentileza de los escondidos”, frase escuchada en el
film). Y es que la mentira puede ser a veces convincente, pero la verdad, aún lo es más.
Con
base en lo anterior, el protagonista de la historia, es un actor joven
homosexual llamado Petro, que en busca de sus deseos y de su felicidad, vemos
como la magia de su entorno, por no decir fantasmagórica, aprende que no se
puede levantar falsos testimonios sobre la vida, sobre todo lo que se ve, pues
nada es verdad, nada es mentira, “todo depende del lado del cristal con que se
mira”.
Gonzalo Restrepo
Sánchez