Un estreno interesante que recomiendo es el film de Cronenberg “Un método peligroso”. Freud quien murió de cáncer del paladar, alguna vez sentenció: "El hombre se aproxima con su obra a la gratificación de sus deseos". En este contexto, el cineasta David Cronenberg se aproxima a una de sus obras cinematográficas más estimables desde el punto de vista de revelar sus propias intimidades. Y esto lo digo, porque el cineasta se aleja de su propio cine (“Promesas del Este”, “Cosmopolis”, que se proyectó en reciente festival de Cannes), sin ningún tipo de tapujo metáfisico.
Y es que cuando
escuchamos en el film la remembranza del poema de Lenonthof, sobre aquel
prisionero que logra su felicidad cuando libera al ave de su jaula, Cronenberg
medita y deja al espectador, de pronto, esa felicidad de saber que habla sin
ser interrumpido sobre lo que él cree sobre la felicidad para un cineasta: ser
confidente de algún secreto a imágenes, sin especulación, pero con fascinación.
Para ello explora el
psicoanálisis entre el padre del mismo, Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y su
mentor, el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), amén de Sabina
Spielrein (Keira Knightley) —que de paso podemos hablar de sus respectivas
actuaciones como excelentes—. Tres actores pues para estos personajes, quienes
con unos diálogos cuidadosos, nos recrimina, reprende y censura aun en la
pantalla: ¿cómo perderse uno mismo en el otro? Pues si en la relación
cine-espectador, algo parecido se pregunta, piense que igual para quien uno
desee de todo ser humano a tu alrededor.
Film pues austero y
didáctico y como digo, para mentes adultas, y que los seguidores de este
cineasta, tendrán un nuevo punto de reencuentro cinéfilo, que intenta ir al
fondo de los orígenes de la pasión, sin la demencia de un Polanski, el ímpetu anímico de Bergman o la
inmersión en los abismos de David Lynch.
