Este reciente film del destacado cineasta Ermanno Olmi (“El árbol de los suecos”), toma la vida de un sacerdote (Michael Lonsdale) quien ve cómo su parroquia es cerrada para siempre al público. Sin embargo, un grupo de inmigrantes clandestinos se refugia en el establecimiento.
A partir de ahí, el film fluye bajos los parámetros de la palabra de Dios y los actos de caridad que a veces algunos seres humanos de este planeta no poseen. Si bien la historia arranca con un sacerdote mayor hablando consigo mismo y frente a un altar, no es la historia sobre las angustias
personales, sino del ejemplo que como hombres debemos dejar ante la sociedad de la cual somos útiles.
Buena fábula pues (aunque una obra menor del Olmi) que confluye también al tema de que todos somos iguales ante los ojos de Dios (para quienes creemos en él). Y con base en ello nuestra conducta debe ser igual para negros, amarillos o blancos.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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