sábado, 24 de enero de 2015

The Imitation Game (Descifrando Enigma)



Si bien esta cinta se recrea en la vida del matemático Alan Turing (crea lo que hoy bien podría señalarse como una computadora), resulta una interesante reflexión (narrada en flash backs) sobre como las capacidades y el talento personal, nunca deben inmiscuirse con la vida privada de nadie. Ahora, la película bien contada en su intriga principal, que duda cabe que cualquier espectador  (por desprevenido que entre a la sala de cine), acabará por identificarse en la parte emocional sobre las particularidades de mentes prodigiosas y su más sincero amor. Entiéndase Christopher.

En la cinta el matemático (perfectamente caracterizado por Benedict Cumbertbatch) bautiza a su gran logro "Christopher" (su máquina de descifrar códigos), para tener siempre en su memoria a su amor imposible llamado también así. Pero no sólo eso, de pronto, para la mente del matemático, ese alguien que también es una incógnita a resolver. ¿Será que esto nos lleva a una analogía para comprender el amor de Turing, ya que su esmero por hacer funcionar su máquina (o su verdadero Christopher), era un propósito emocional?

Con una puesta en escena sobria (muestra lo que se debe mostrar amén de un sinnúmero de elipsis), la película se centro más en el personaje, aunque por supuesto, todos identificamos la importancia de la computadora, para derrotar a los nazis en la segunda Guerra Mundial (ningún spoiler).

Gonzalo Restrepo Sánchez
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