lunes, 6 de enero de 2014

PUBLIC ENEMIES


Es pertinente recordar estimado lector, que a muchos gángsteres como a Dillinger, les gustaba el cine y se dejaban impresionar por las imágenes. En  el caso del carismático gángster, saltaba por encima de los mostradores de los bancos imitando a su héroe, Douglas Fairbanks. Y el hecho de ser precisamente un habitante de salas de cine en Chicago, John Dillinger cayó abatido por las balas cerca a la puerta de una sala de proyección  en 1934, tras ver a Clark Kent y William Powell en “Enemigo público número uno” o “Manhattan Melodrama”.

“Enemigos públicos”, pienso que es casi  una obra maestra. La lucidez de todo el verismo necesario para darnos cuenta de la inteligencia del director Michael Mann en la puesta en escena y en la dirección de  los actores, así lo confirma. Aunque algunos han criticado la labor actoral de Johnny Depp como Dillinger, pienso redondea unos de los papeles que puede llevarle a una nominación a los “Oscars”. Marion Cotillard luce como tiene que ser una estrella de la categoría de interpretó para el cine a Edith Piaff. Christian Bale en el roll del detective Melvin Purvis, ha resaltado sin concesiones su capacidad histriónica y poder de comunicación. Todos notables actores que otorgan credibilidad a sus papeles que interpretan.

Ayudado con la excelente  fotografía de Dante Spinotti y aunque mucho se ha escrito y llevado a la pantalla sobre el “cine negro”, en esta oportunidad considero que Michael Mann se aleja del estereotipo de las producciones de este género,  recorriendo los principios más destacados del thriller y de síntesis, a pesar de las más de dos horas y veinte minutos que tiene el film.

“Enemigos Públicos” es pues una película que dotada de un ritmo y una tensión progresiva, fue concebida como una alegoría alrededor del gangsterismo  mafioso. Michael Mann elimina lo superfluo y encamina su planificación al realce de lo significativo.  ¿Cuál es el enemigo público?  El Poder y el placer ejercido desde el territorio político por el mismo  hombre. Y asociando todo esto con la “novela negra”, que está muy próxima a este enunciado, Fereydoun Hoveyda en su interesante libro “historia de la novela policíaca”, se remite a la idea que los psicoanalistas han estudiado el problema: “Leopold Belliac señala, por ejemplo, que en la “novela policíaca” se intensifica primero la ansiedad, seguida inmediatamente de una sensación de alivio, pudiendo el  lector identificarse con el criminal o con la víctima (Psychology of the detective story)”.

Gonzalo Restrepo Sánchez