Tercer film de la cineasta china Emily Tang, donde a través de un caso real de una mujer llamada Zhuang, que pierde a su hijo, la historia nos invita a la reflexión de que si bien perder un hijo es un asunto bastante complicado para el alma de quien lo parió, la decisiones sobre cómo se debe de continuar la vida, ofrece una serie de aspectos casuísticos que el film desarrolla en un drama sin complicaciones y una cámara siempre atenta a los personajes.China siempre ha planteado en este tipo de historias, un afán por mostrar en una sociedad a la larga tradicional, que la doble moral no puede ser. De todas formas, se nota la libertad de la cineasta en el planteamiento de la historia, que sin extrema sensibilidad y sin soluciones forzadas, acatamos los espectadores los finales de las etapas de nuestras vidas.
El final con el niño en los brazos del padre, indica a las claras los vínculos por mantener una familia, en sociedades cada más distantes de sus seres queridos, por otros compromisos según la sociedad en la que se viva.
Gonzalo Restrepo Sánchez