Decir que Nolan es un
grande del cine, pues no es nada de sorprender, pero lo que sí es cierto es que
ha hecho una película enredada y dirigida a un público más educado en asuntos
interespaciales, quinta dimensión y naves para el espacio sideral. Un primer
tercio de la historia donde no pasa nada, y que rompe con todos los esquemas
para en una hora de prefacio, señalar lo que se puede explicar en el último
tercio (lo mejor de la cinta).
Pero, ¿de qué va el
asunto? Un universo distópico en medio de una utopía interestelar, para
considerar que el ser humano tiende siempre a supervivencia. Sin haber
inventado el amor (según Nolan), todos los personajes se mueven en los parajes
más próximos a no depender de los demás, aunque haya que sacrificar algo por
alguien o por algo.
En este último
criterio, ni siquiera se dibuja el héroe y antihéroe. Todos son culpables o
inocente (según se mire el asunto). Por lo demás una historia que le sobran
sesenta minutos y que si la historia hubiera empezado a partir del segundo
tercio, nada importante se ha suprimido. Ahora, algunos tendrán la fea
costumbre de evocar a “2001 una odisea del espacio”, de Kubrick, no sé para
qué.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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