jueves, 10 de abril de 2014
Baarìa
Particularmente encontrarme con un nuevo film de Giuseppe Tornatore, es sentir de nuevo la importancia del cine. Creo que ya lo he escrito, pero vale la pena recordarlo. Umberto Eco en su libro, “Apocalíptico e integrado ante la cultura de masas”, escribe: “La civilización democrática se salvará únicamente si hace del lenguaje de la imagen, una provocación a la reflexión crítica, no a una invitación a la ignosis”.
No es que “Baaría” trate sobre el comunismo, aunque podría pensarse en ello en una primera lectura. Considero que el film trata del crecimiento de un personaje como “Pepino”, que siempre corrió detrás de algo, aunque el autor traza una propuesta en forma de crónica sobre la familia y de sus apegos con cierta trivialidad en algunos casos, aunque faltándole un toque de humor e ironía a pesar de esa futilidad que señalo.
Familia y seres humanos quienes, con todos los saltos en el perecedero tiempo y espacio de un pueblo, no es otra cosa que la metáfora vista a través de dos generaciones, de nuestras civilizaciones contemporáneas, nada urdidas por el interés inconsciente del avance en el tiempo, donde parece que no despojara nada. Ahora, es evidente que Tornatore lo cuenta con todas sus obsesiones visuales ya palpables en “Cinema Paraíso”.
¡Qué bien por la música de Ennio Morricone! Con los ritmos de las partituras se hace eco de voces y espacios que se conocen tanto y se adhieren a los diferentes períodos que transitan por una Sicilia, que siempre navegará en las singularidades temporales.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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