Esta historia basada en el caso real del
doble del hijo de Saddam Hussein, si bien en su primer tercio, suscita todo el
interés, de pronto nos encontramos con una historia que le falta alma. De
pronto porque el hijo de Hussein no tenía “alma”, pero de todas formas carece
de interés emocional.
Y esto es grave, porque el doble del hijo
de Hussein, no explora el lado bueno (si es que el personaje de marras lo tuvo
alguna vez). Pienso que el guión falla además en su tercio final, pues la razón
de la existencia de los “dos Hussein” no bifurca en nada dramáticamente
hablando.
Historia pues
fallida, cosa que me sorprende, pues la firma del cineasta Tamahori, es de
garantía. Pero ¡bueno! Siempre hay una revancha. Al menos para contar de nuevo
con su fascinante relato.
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